Los medios de comunicación en parte por sus propios defectos –excesiva dependencia de los poderes políticos y económicos- y en parte por las nuevas tecnologías –especialmente el fenómeno de Internet- han perdido el norte, han perdido el prestigio que habían tenido durante doscientos años, desde que nacieron en España con la Constitución Liberal de 1812 y la Revolución Francesa, y además ya no añaden valor a la noticia en su papel de intermediarios entre la actualidad y los lectores. Esta es, grosso modo, la crisis que ha llevado a los grandes medios de comunicación españoles a la ruina moral y económica. Si a eso se añade el hecho de que la Publicidad, que era desde la caída de la República, el único sustento económico de esos medios, tampoco sabe a donde ir, tendríamos la explicación del por qué los grandes medios de comunicación españoles se han convertido en ídolos con los pies de barro a punto de derrumbarse.