21 de noviembre de 2024
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Este domingo, 19 de mayo, Santiago Abascal cerrará la cumbre anual que Vox celebra para reunir a una gran parte de la derecha más dura en todo el mundo. Será segunda vez que acuda Javier Milei, que ya lo hizo en 2022, pero ahora como presidente de Argentina y gran estrella de la Convención junto a la francesa Marine Le Pen, el polaco Mateusz Morawiecky,el chileno José Antonio Kast, el portugués André Ventra y, sobre todo el israelí Amichai Chikli. Hay más participantes pero el planteamiento ideológico lo apostarán los dos representes de dos de las Fundaciones conservadoras más importantes de Estados Unidos, la Conservative Union y The Heritage Foundation. De sus estudios y análisis salen los mensajes y programas que luego se extienden por el mundo, desde Estados Unidos a Europa.
El nuevo líder de Izquierda Unida y sustituto del ex ministro Alberto Garzón necesita que Izquierda Unida regrese a sus orígenes, que recupere el liderato dentro de la izquierda marxista que consiguió con Julio Anguita. De cordobés a cordobés, Antonio Maillo ha vencido a la ministra Sira Rego en la disputa interna. Este fin de semana tendrá que integrar en la dirección a los otros dos dirigentes que desean alejarse del Sumar de Yolanda Díaz. Los dos, tanto el madrileño Alvaro Aguilera como el más radical Antonio García Rubio son críticos con el proyecto de la actual vicepresidenta segunda del Gobierno. Creen que por ese camino, la izquierda que representan terminará absorbida por el PSOE de Pedro Sánchez.
Naciera en el País Vasco o en otro lugar de España el mus (musu) es un juego de parejas que se basa tanto en las cuatro cartas que recibe inicialmente cada uno de los contrincantes como en la evolución de los lances. Términos como grande, chica, pares, juego, envite y órdago. Carles Puigdemont necesita como pareja de juego a Oriol Junqueras, pero no parece que a éste le guste nada esa idea. Laia Estrada no le soluciona su problema y si desde ERC aceptan ser compañeros de partida con Salvador Illa, los puntos finales los jugarán frente a Alberto Núñez Feijóo, representado por el duro Alejandro Fernández y Dolors Montserrat; y Santiago Abascal, con Ignacio Garriga sentado a la mesa.
El independentismo catalán pierde su batalla en las urnas por primera vez en 40 años. Es lo más importante para el resto de España y un problema para el futuro de Carles Puigdemont y de Oriol Junqueras. El triunfo del socialista Salvador Illa es mayor del que el propio PSC esperaba, al igual que es mucho mayor la subida del PP de Alejandro Fernández de lo que creía la plana mayor del partido. Pedro Sánchez puede tener un problema en el Congreso de los Diputados mientras que Alberto Núñez Feijóo se acerca un poco más al palacio de La Moncloa.
La presidenta dela Comunidad de Madrid y del PP madrileño esta dispuesta a seguir ocupando un espacio político importante, tanto dentro como fuera de su partido. Lleva haciéndolo desde su llegada al gran despacho del poder autonómico y sigue la estela de una se sus antecesoras, Esperanza Aguirre, de la que sin duda aprendió el poder que da llevar la libertad individual a su máxima expresión cuando se está en la arena política.
A sus cincuenta años Dolors Monserrat será de nuevo la cabeza de lista del PP `para las elecciones europeas de junio. Es la elegida por Alberto Núñez Feijóo, al igual que lo fue hace cinco años por Pablo Casado, cuando los votos de los seguidores de Dolores Cospedal le dieron la presidencia del partido frente a Soraya Sáenz de Santamaría. La política nacida en San Sadurny de Noya se encontró con una gran aliada en el Partido Popular que dirigía Mariano Rajoy, la entonces Secretaria General, que le ayudó para que llegara a ministra de Sanidad y a la que convirtió en su jefa de campaña en las primarias del partido en junio de 2018, tras el triunfo de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez.
Todo lo que ha hecho el BBVA para “quedarse” con el Banco Sabadell es un disparate desde el punto de vista financiero. Hablar de fusión entre las dos entidades sin que previamente no se reunieran en secreto los máximos responsables y acordar las valoraciones de intercambios, los tiempos y la forma de hacerlo público, iba en contra de todas las normas establecidas para estos casos. La única explicación, dando por sentado que tanto Josep Oliu como Carlos Torres, atesoran la máxima experiencia financiera como presidentes, es la intervención política por parte del PNV, por un lado, y de Junts por otro.
En Cataluña, a cinco días de las elecciones que pueden “resucitar” a Carles Puigdemont y crear de nuevo el más que viejo problema de la gobernabilidad de la España democrática, el Partido Popular de Nuñez Feijóo recurre a la presidenta madrileña como el mejor y casi único antídoto que posee para acabar, sin prisas pero si pausas, con Santiago Abascal y su partido. El “hermano separado”, que se ha convertido en una formación política menguante, que persigue en las urnas de este doce de mayo el mantenerse por encima de los populares, y a los que las encuestas les auguran el soñado “adelanto en votos y escaños.
Gobernar en Cataluña a partir del próximo domingo aparece como una meta posible de lograr. Tendrían que ponerse de acuerdo tres grupos, al menos, para alcanzar los 68 escaños que dan la mayoría absoluta. El favorito y casi seguro ganador, Salvador Illa se va a encontrar con una ecuación imposible de resolver y ese problema afectará de forma directa al equilibrio de fuerzas que existe en el Congreso y sobre el que se formó el actual Gobierno de Pedro Sánchez.
La presidenta de la Comunidad de Madrid defendía la tolerancia, el respeto y la libertad que trajo la transición y el papel integrador de la actual Constitución mientras dejaba que el alcalde de la capital cumpliese con el papel de ariete contra Pedro Sánchez y su Gobierno. Lejos los dos de la crispación y los insultos. Cumplió el secretario general del PSOE madrileño, Juan Lobato, con su deseo de conseguir el ansiado puesto de líder de la oposición y, “ayudado” por Díaz Ayuso lograr que la dirigente de Mas Madrid, Manuel Bergerot desapareciera de la escena en la sede del Gobierno autonómico
Estaban ahí, agazapadas, emergiendo poco a poco, la España de las dos Españas, esa España bicolor que creíamos enterrada bajo el esfuerzo de concordia que supuso la Constitución de 1978, una Constitución mejorable como toda obra humana pero cuyos principios se han ido alterando poco a poco, con machacona insistencia por parte de los distintos Gobiernos - central y autonómicos - que durante 46 años la han deformado hasta hacerla irreconocible en su parte fundamental: dejar a los españoles que sean libres para vivir. Algo tan fácil de entender como complejo de cumplir.
Lunes, 29 de abril de 2024, la historia política de España cerrará uno de los capítulos más surrealistas de los últimos cuarenta y siete años. Dimita o no Pedro Sánchez de su cargo electo de presidente, se convierta en sucesora o no María Jesús Montero, se convoquen elecciones anticipadas para finales d julio o una nueva candidata/o socialista se presente a una nueva sesión de investidura, lo que tengo que escribir en primera persona, apelando a mi memoria personal y a mi experiencia profesional es que Pedro Sánchez me recuerda y mucho a Miguel Boyer cuando éste, como líder indiscutible de lo que Pedro Rodríguez, en su papel de cronista político, llamó “·beautiful People” , arrojó su carrera por la borda dimitiendo por amor.
La literatura universal está llena de locuras de amor. La política mundial está llena de locuras de poder. Juntar las dos en una carta de cien líneas enviada a través de las redes sociales y dirigida a los ciudadanos de un país no había ocurrido nunca. Hasta ahora. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, Secretario General del Partido Socialista y presidente de la Internacional Socialista lo ha hecho y se ha tomado cuatro días para deshojar la margarita del si o del no.
Es inexorable, imparable, incontenible, irrefrenable, incesante… todas estas palabras sirven para hablar del negro futuro de la izquierda que se construyó desde el fulgor popular del 15-M, aquel muy lejano mes de mayo de 2011. La construcción de una izquierda alternativa al Partido Socialista, que pudiera llegar al poder y cambiar el sistema capitalista en España, ha terminado en un rotundo fracaso. Destruido, destrozado, arruinado, derrumbado, roto… el sueño que encumbró a un grupo de jóvenes profesores universitarios a conseguir 70 escaños en el Congreso de los Diputados se está convirtiendo e una pesadilla para los que aún luchan en las trincheras de las urnas. Son muchos los culpables de ese quebrado espejo en el que comenzaron a mirarse viejas y nuevas generaciones. Sobre todo, dos por méritos propios: Pablo Iglesias y Yolanda Díaz.
El presidente del Gobierno de España puede respirar tranquilo por unos días. No va a necesitar respiración asistida como sería si fuera Bildu el partido ganador. Mantendrá el inestable equilibrio político del que goza en el Congreso de los Diputados con ayuda del PNV y le ofrecerá a los “jetzales” la misma contrapartida en Vitoria. Por menos de 30.000 votos y con los mismos escaños en el Parlamento que Bildu, el Partido Nacionalista Vasco, con Imanol Pradales como candidato seguirá mandando desde la capital alavesa. Necesitará al PSOE para reeditar el pacto que les une en sus dos realidades, la vasca y la española. Intereses comunes que tanto Pedro Sánchez como Andoni Ortuzar buscarán rentabilizar al máximo a la espera de lo que ocurra en Cataluña.
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