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    8 de septiembre de 2024

RAUL HERAS

Si los que siempre han sido tus enemigos te alaban, algo o mucho estás haciendo mal para tus intereses y los de tu país. Por esa razón Occidente le rinde homenajes a Mijail Gorbachov en su muerte y Rusia lo ve como el responsable de la destrucción de su segundo Imperio, la URSS. En el lejano 1991, de la mano de Boris Yeltsin, terminó la gran operación de desmembramiento con la firma de la “independencia” de Ucrania.

La vicepresidenta segunda del Gobierno lleva meses diciendo que quiere dirigir un nuevo proyecto político desde su todavía pertenencia a Unidas Podemos, pero sin Unidas Podemos; sin Podemos y sin ninguna ataduras con los que siguen siendo sus compañeros, o mejor, sus compañeras. La presidenta de Ciudadanos lleva meses diciendo que está dispuesta a refundar el partido pero sin la gran mayoría de los dirigentes de ese mismo partido.

Al presidente del Partido Popular le va a ocurrir con Cuca Gamarra lo mismo que le ha pasado a Santiago Abascal con Macarena Olono. Dos guerrilleras dispuestas a ir más lejos en el fondo y las formas de la crítica al Gobierno que sus respectivos jefes. Macarena va camino de convertirse en tertuliana de “Sálvame” con Jorge Javier Vázquez, que sabrá explotar su descubierto lado de folclórica desde el sentido teatral que le adorna; y a Gamarra puede que, en una de sus ocurrencias semanales más pensadas que meditadas, el escurridizo Risto Megide le ofrezca una silla en “Todo es mentira”. Los dos programas encajan en sus personalidades como anillos en sus dedos.

Era evidente que una ley, la de secretos oficiales o de información clasificada - que el hábito no hace al monje - en vigor desde 1968, en pleno franquismo, debía ser cambiada con urgencia. Por eso hay que agradecer al ministro Bolaños que haya presentado el anteproyecto de nueva Ley en pleno mes de agosto y que haya restringido el periodo de alegaciones a siete días. Y en la misma línea perpendicular que su compañero Garzón quiera avanzar hacia ese proceso en la infancia.
Sin tregua, con todas las armas de destrucción política que tienen a su alcance, los partidos preparan el regreso a la actividad parlamentaria con el objetivo puesto en las elecciones autonómicas y municipales del próximo mayo. Sánchez y Feijóo, émulos de Putin y Biden, han olvidado la ruta de los acuerdos y se han colocado en cabeza de las ofensivas de PSOE y PP.

Aseguran en el PP de Feijóo y Ayuso ( monta tanto, tanto monta ) que van a recuperar votos de la abstención y que desde Ciudadanos les van a terminar de "devolver" los escaños que fueron suyos. En el PSOE de Pedro Sánchez se afanan por conservar al menos lo logrado en las últimas elecciones, conscientes que para volver a tener tres cifras de asientos en el Congreso tienen que dejar a Unidas Podemos en los “huesos”, algo que tiene su lado malo: para llegar a la mayoría absoluta a base de pactos tras las citas con las urnas necesitan que la hoy rota coalición de izquierdas que encabezan Ione Belarra e Irene Montero no desaparezca del todo.

Ya han probado el amargo saber de la derrota ( PSOE y Unidas Podemos ) y el nectar de la victoria ( PP ) en Madrid, Castilla y León y Andalucía. La siguiente “desgustación” será en mayo del año que viene, y el gran banquete, el de las elecciones generales, no tiene fecha fija, dependerá de la voluntad de ese “cocinero político” que es Pedro Sánchez. Los platos- las promesas- se conocen y tendrán que presentarlas desde la derecha a la izquierda pasando por los nacionalistas.

La presidenta madrileña estableció sus propias línea rojas dentro del Partido Popular nada más llegar al poder en junio de 2019. Ya estaban allí cuando las descubrieron sus compañeros y sus adversarios, tanto de la derecha como de la izquierda. Isabel Díaz Ayuso las electrificó con diez mil voltios para que “achicharraran” a todo el que se atreviera a cruzarlas. Mal aconsejado por su equipo de confianza, Pablo Casado lo hizo. Su sucesor al frente del partido, aprendió la lección.

Envejecida y gastada por siete años de deterioro mediático "la casta" ha muerto en el vocabulario de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez para pasar a llamarse la “ trama de los “oscuros”, el poder en la sombra, los hombres del puro, hasta José María Aznar se ha dado por aludido; y el presidente del Gobierno les ha puesto nombre y apellido: Ana Botín e Ignacio Sánchez Galán, la presidenta del mayor banco español y el presidente de la mayor compañía energética.

Es como si “algunos” acabaran de descubrir que en Cataluña se ataca al español como idioma y se intenta de forma directa y sin subterfugios su eliminación de la vida pública. No es el presidente Aragonés el artífice del genocidio lingüístico y cultural, le acompaña y palmea en el hombro toda la izquierda, desde Illa a Colau. Todos ellos creen que por el camino del idioma se alcanza la independencia y van a tener razón. Basta con escuchar al ministro de la Presidencia para ponerse a temblar.

Tenía 56 años cuando publicó “Juntacadáveres”. Era 1964 y el uruguayo Juan Carlos Onneti se convertía junto a Julio Cortazar y Jorge Luís Borges en el adelantado del redescubrimiento del español - hoy llamado castellano por la estulticia de la clase política - que convirtió a García Marquez y a Vargas LLosa en los sucesores de José Echegaray, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jimenez y Camilo José Cela en recibir el Premio Nobel de Literatura.

Para gobernar, ya desde aquel junio de 2018, Pedro Sánchez tuvo que aceptar un exceso de ideología por parte de los grupos que le apoyaron y perdió el necesario aporte político que proporciona conocer las limitaciones del poder, algo que si sabían por experiencia propia todos sus antecesores en el cargo, desde Adolfo Suárez a Mariano Rajoy, el primero y el último que fueron desalojados del palacio de La Moncloa por querer saltarse las reglas no escritas de lo que es posible y de lo que no lo es. En otoño puede y debe arreglar ambos si quiere ganar elecciones.

Todos los días la amenaza de un Apocalipsis económico llena las redes sociales y los medios de comunicación. Ya se encargan desde Europa de recordar lo insoportable que es tener deuda, paro, iflación, inmigración… todo ello descontrolado, peor la pregunta es sencilla: ¿podrá España pagar alguna vez todo lo que debe?. La respuesta es aún más sencilla: nunca. Ese es el as en la manga que tienen la vicepresidenta Calviño y la ministra Montero. Toda Europa, todo el mundo está igual. Nosotros, en intereses anuales, ya pagamos más de 40.000 millones.

En su obligado retorno al pasado político del PSOE su Secretario General no tiene más remedio que convocar a los dos refundadores del partido, los que llevaron al PSOE al poder un 28 de octubre de 1982 tras conseguir más de diez millones de votos y 202 escaños, que mantienen en sus actuales vidas las dos almas del socialismo español: la liberal de Felipe González y la socialdemócrata de Alfonso Guerra. El resto vendrá después. Con más prisas que pausas.

Zafarrancho de combate en el portaviones socialista anclado en la madrileña calle de Ferriz. Pedro Sánchez se ha vestido de almirante del PSOE y se dispone a cambiar a todos los mandos de la flotilla del puño y la rosa. Un único objetivo a trasladar a los futuros candidatos: hay que salir a ganar. El que no lo consiga tendrá que hacer las maletas y marcharse. Este sábado, 23 de julio de 2022, será de pasión para unos y de glorias por venir para otros.
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