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    21 de noviembre de 2024

RAUL HERAS

Con la rabia y la indignación apenas contenidas, Irene Montero consiguió que las lágrimas no aparecieran en su rostro. Sentada en su escaño ministerial en el Congreso de los Diputados la dirigente de Podemos sufrió uno de los más duros ataques personales que se han realizado en la sede de la soberanía nacional. Desde la oposición se pueden criticar con la máxima dureza sus propuestas políticas pero no llevar esos ataques al lado más personal.

La abierta guerra entre Yolanda Díaz y su sustento ideológico, el PCE de siempre, contra el Podemos de Iglesias y compañía responde a la misma y vieja confrontación que tiene el marxismo desde hace más de cien años. Los textos de Marx y Engels dicen una cosa y su aplicación práctica, desde Lenin y Mao al llamado eurocomunismo otra. La delgada línea roja ya la han atravesado ambas varias veces.

Cambiar nueve artículos que aparecían dentro del Título XXII de la Constitución, en su primer Capítulo, ha desatado la gran guerra política entre el PSOE y sus socios, por un lado, y el tripartito de la derecha, por otro. Todo se reduce a cambiar el término sedición por el de desórdenes públicos o, como se articula en Europa en su máxima expresión, el de rebelión. Tras los nombres, lo que aparece son las condenas por atentar contra el Estado.

La amnesia se ha apoderado de la política española. Un grave problema de memoria que afecta sobre todo a ocho partidos y en particular al PSOE. La enfermedad, que se ha hecho visible en estos últimos días, afecta a una cuarta parte del Gabinete de Pedro Sánchez y no ha tardado en contangiar a la mayor parte de los líderes, que se esfuerzan por señalar que el virus proviene de la ministra Irene Montero, al igual que el Covid 19 llegó desde China.

Si algo ha unido a los tres presidentes de Aragón, Castilla la Mancha y Comunidad Valenciana, por encima incluso de sus enfrentamientos con el Partido Popular, ha sido sus críticas constantes a su compañero y Jefe del Gobierno, Pedro Sánchez y al Gabinete de coalición con Unidas Podemos. Han sido como los 3 Mosqueteros del socialismo, dispuestos a mostrar sus diferencias contra el Secretario General del PSOE y complacidos por las lisonjas que les lanzaban, en ese aspecto, desde la dirección del PP, animándolos a la rebelión. Los tres, además, tratan de conseguir los 34 escaños que, en conjunto, consiguió Ciudadanos en 2019.

El lunes 14 de noviembre de 2022 la lluvia fría, menuda, molesta, desagradable invitaba a quedarse en casa, en el despacho profesional o la búsqueda de un buen restaurante en el que cerrar un acuerdo financiero, o demostrar al último amor de la lista secreta, hasta qué punto se conoce el mapa gastronómico más de moda en el Madrid que demuestra cada día su liderazgo nacional. Amantes y mendigos disfrazados mientras en la música y los versos de Aida resuenan en el Teatro Real.

Si tres de las nueve autonomias tienen presidentes socialistas que pueden afrontar con tranquilidad los idus de mayo de 2023, no ocurre lo mismo con el resto. El número de diputados en cada una de los Parlamentos regionales, el número de partidos con representación que los componen y los pactos que serán necesarios ante la imposibilidad de mayorías absolutas hace que las críticas de algunos barones territoriales a la política del Gobierno central se expliquen por sí mismas.

Ganada la moción de censura en junio de 2018, y antes de convocar las elecciones generales a las que se había comprometido, Pedro Sánchez se encontró con de esos regalos políticos que hacen la vida más fácil a quien tiene el poder. En mayo de 2019 nueve autonomías y la mayor parte de los grandes Ayuntamientos pasaron a estar gobernados por la izquierda. Hoy la situación ha cambiado y la Legislatura depende de los resultados en esas joyas del poder.

El presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE necesita que los socialistas sigan gobernando en las nueve Comunidades autonómicas que ganaron en 2019. En unas lo hicieron por mayoría absoluta como son los casos de Extremadura y Castilla la Mancha, y en otras logrando acuerdos por la izquierda y la derecha dada la fragmentación de sus Parlamentos autonómicos, con Aragón y Baleares como ejemplos de esa atomización partidista, ocho formaciones presentes en el Parlamento de la primera de ellas y nueve en el de la segunda.

Las razones por las que Pablo Iglesias no puede volver a dar clases en la Universidad Complutense, pese a intentarlo dos veces, son tan insólitas e increibles que deberían sonrojar a los que las han plasmado en un documento oficial. Al ex lider de Podemos le han colocado un muro de cemento que le cierra el paso, y sobre ese muro han escrito con letras muy grandes una palabra: venganza. El la ejerció sobre sus amigos y compañeros y ahora ese boomerang está de regreso salpicado con la sangre política de sus víctimas.

Asustado por el rápido deterioro de su liderazgo dentro de la derecha española, el gallego Núñez Feijóo ha decidido alejarse del modelo del también gallego Rajoy para abrazar en apenas 24 horas el modelo de oposición que terminó llevando a José María Aznar al poder.

Los conjurados no pudieron hacerlo hace cinco años y lo lograron en diciembre de 2020. Querían conquistar el poder y la influencia que amanaba y lo sigue haciendo del Grupo Prisa y, sobre todo, de El País y la Cadena Ser, tanto en España como en Iberomáerica. Joseph Oughourlian se convirtió en presidente desplazando a Javier Monzón, cambiaron las alianzas entre los socios pero la necesidad de financiación no ha cambiado.

Sin Pablo Iglesias al frente el Podemos que hoy dirige el triunvirato formado por Ione Belarra, Irene Montero y Lilith Verstringe camina por los mismos senderos que han transitado Alberto Rivera e InésArrimadas. Ciudadanos es apenas una sombra de lo que fue y Podemos está cercado por los cuatro costados: por la derecha está Iñigo Errejón y su Más País, por la izquierda asoma de nuevo el PCE de Enrique Santiago, por el frente está Yolanda Díaz que busca la “coronación politica” sin arriesgar con Sumar, y en la retaguardia forman filas desde Teresa Rodríguez a Ada Colau y Marcos Palomo, lo nuevo y lo viejo que encajan en la antigua ORT.

La presidenta madrileña quiere y espera ganar por mayoría absoluta en las elecciones de mayo para que el PP pueda gobernar sin ataduras. Si no logra los 69 escaños que se lo permitirían siempre tendrá el colchón de los que logre Vox. En 2021 casi lo consigue. Con 65 asientos en la Asamblea superó a toda la izquierda y obligó a los 13 de su socio a que se sumarán a la amplia mayoría de derechas.

Fueron 202 los escaños que consiguió el PSOE de Felipe González el 28 de octubre de 1982. Han pasado 40 años y los socialistas de Pedro Sánchez siguen en el centro del espacio político. Subidas y bajadas hasta llegar a este 2022 en el que su principal adversario, el PP de Alberto Núñez Feijóo, cree que en la siguiente cita electoral tiene la victoria asegurada. Para gobernar no basta con ganar en las urnas, se tiene que lograr la mayoría en el Congreso.

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