Gómez, una estrategia de hechos consumados

19/01/2010.- Formalmente ninguna formación política ha dado el pistoletazo de salida a los comicios municipales y autonómicos de 2011, pero en la práctica tanto PSOE como PP (IU tiene sus propios tiempos una vez cerrado el proceso de elección de sus cabezas de lista al Ayuntamiento capitalino y Comunidad de Madrid)  han pisado el acelerador de unas elecciones que se aventuran barómetro de los resultados de las generales de 2012.

Tal es su importancia que populares y socialistas miden con sondeos propios y ajenos el terreno de juego. Encuestas hay para todos los gustos, la mayoría reflejando, eso sí, el desgaste que la crisis están infringiendo al Gobierno de Zapatero, lo cual no parece ser óbice para que el PSOE madrileño, vía encuestas, lance las campanas al vuelo sobre el hipotético gobierno de coalición (Partido Socialista e IU) que alumbrarán las urnas en el 2011 en la Comunidad de Madrid.

Nada que ver con los datos que se barajan en el cuartel general de la lideresa del PP, donde se augura un triunfo arrollador a una Esperanza Aguirre indemne, al parecer, a los casos Gürtell y al desgaste de llevar dos legislaturas al frente del Ejecutivo regional.

Proliferación, por tanto, de sondeos y proliferación también, en el caso del PSOE madrileño, de candidatos a la alcaldía capitalina y a la presidencia regional (Javier Solana y Alfredo Pérez Rubalcaba, respectivamente), un hecho que no parece minar el ánimo del líder del PSM, Tomás Gómez, quien ya ha anunciado fecha para presentar su programa de gobierno de cara a los comicios autonómicos, cuya presentación oficial será en el mes de junio.

Estrategia la de Gómez de hechos consumados, con la que intenta contrarrestar los movimientos internos que se están produciendo en su partido para alejarle de la candidatura autonómica. Una designación que cada día más se vislumbra que estará, única y exclusivamente, en manos de José Luis Rodríguez Zapatero.

Dispuesto a poner toda la carne en el asador y, sobre todo, a hacer oídos sordos a las confabulaciones internas, el líder del PSM quiere presentar a bombo y platilla su programa electoral antes de la designación de candidatos, algo que se prevé para el mes de septiembre, salvo que sus mayores, es decir Ferraz o Moncloa, pisen el freno y le obliguen a desandar el camino andado.

Sí nadie pone cortapisas a su estrategia, Gómez habrá puesto la primera pica en su particular Flandes regional, revalidando con ello su propio liderazgo en el PSM, al haber ganado el envite al Federal de su partido, siempre presto a hacer y deshacer en las candidaturas madrileñas.

El que fuera el alcalde más votado de España pretende concitar alrededor suyo a todos los colectivos ciudadanos posibles en el diseño del programa electoral. Hasta ahí ningún pero que poner a la estrategia de Gómez que, por otra parte viene siendo la que prácticamente todos los líderes de la izquierda han querido llevar a cabo (en su partido Rafael Simancas se propuso algo parecido), sin demasiado éxito, pues suele caerse en el error endogámico de propiciar finalmente encuentros sólo con aquellos sectores más próximos al PSOE, lo que sirve para hacerse la foto y poco más.

Pero sí hay un problema que Tomás Gómez no termina de resolver ese es el de su relación con Izquierda Unida, socio imprescindible, según sus propias palabras, para ese hipotético gobierno de izquierdas de la Comunidad de Madrid que saldrá de las urnas en el 2011.

El líder del PSM, sin que nadie acierte a explicar las razones, continúa dando la callada por respuestas a las múltiples misivas que le ha dirigido el coordinador regional de Izquierda Unida, Gregorio Gordo, para mantener un tete a tete con el objeto de debatir sobre los criterios políticos de ambas formaciones.

El mutismo con el que el secretario general de los socialistas madrileños ha despachado las peticiones de Gordo, además de impedir una aproximación de posturas entre ambas formaciones, está envenenando cualquier posibilidad de futuro entendimiento entre ambos líderes políticos, máxime porque, mientras al coordinador regional de IU le obvia, Gómez parece mantener frecuentes reunions, o así se comenta desde la coalición, con la parte crítica de Izquierda Unida que encabeza Inés Sabanés. Un desencuentro al que poco ha ayudado lo acontecido con Caja Madrid y el Ayuntamiento de Velilla.

Con estos mimbres mal se puede alcanzar un acuerdo, a día de hoy imprescindible según las propias encuestas socialistas, para ahormar un gobierno autonómico de izquierdas que descabalgue a Esperanza Aguirre de la presidencia de la Comunidad de Madrid.  

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