El Ministerio de Fomento en la última década ha sido destino ¿final? de los “números dos” de losa grandes partidos españoles, PP y PSOE, aunque con trayectorias muy diferentes. Paco Alvarez Cascos aterrizó en el despacho de Castellana en el inicio de su decadencia política ante un Aznar triunfador que acaba de revalidar en las urnas su hegemonia por mayoría absoluta.
Cascos dejò la vicepresidencia del Gobierno y el control del partido en Génova. Sin embargo aterrizaba en un Ministerio llamado a ser en la segunda legislatura del PP, en plena expansión de la economía española y con macroproyectos pendientes entre los que brillaba con luz propia el AVE a Barcelona por lo que suponía no solo en términos políticos sino sobre todo, en contratos multimillonarios tanto en la realización de infraestructuras, como en tecnología como en meterial rodante.
El proyecto de AVE a Barcelona se convirtió en unos de los principales estandartes de la propaganda pepera de la legislatura “España va bien a 350 kilómetros por hora”, argumentaba Cascos cada vez que tenía ocasión y cuando algunas sombras de duda, empezaba a cernirse sobre el complejo proceso de adjudicaciones.
Pepino sin embargo no tiene “contratos del siglo” como fueron denominados aquellos. Ni Zapatero un instrumento valioso para hacer polìtica internacional, al margen de los intereses del operador qu era RENFE y al parecer, del propio ministro Cascos. Aquel Ave dio mucho de si tanto a nivel interno como externo. En términos de casa, para arreglar una maltrecha cuenta de resultados de una empresa que había soñado con salir a Bolsa y cuya situación empresarial cada vez pintaba peor como era la Talgo de los Oriol en aquel entonces, arropada ademas por criterios ideologico-religiosos a los que no eran agenos personas influyentes en el partido gobernante, inluida la inquilina de la Moncloa, Ana Botella.
A su marido, el presidente del Gobierno, José Marìa Aznar, le sirvió para jugar en el tablero internacional, con alemanes y franceses, Con los primeros para desbloquear la venta de Santa Bárbara a los americanos de General Dinamics. El canciller alemán, el socialdemócrata Gerhard Schroder, en la cumbre hispano –alemana celebrada en la Granja, no habìa ocultado su malestar por esa decisión de la Sepi. La reacción de Aznar fue automática, paralizando la venta de una sociedad que apenas unos años antes se habìa nutrido de tecnología germana con la compra de casi 300 carros de combate Leopard
Por otro lado, Aznar utilizò. muy a pesar de Cascos , el contrato del siglo para mandar un recado al entonces presidente frances, Chirac dejando fuera de la partida, al líder mundial de la alta velocidad, Alstom que tan excelentes resultados habia dado en el Madrid-Sevilla una dècada antes. Aznar quería un mayor compromiso francés en la lucha contra ETA.
Dos legislaturas después, la alta velocidad sigue siendo la estrella de la política del Ministerio aunque solo sea en tèrminos de proyecto ralentizados por la falta de recursos. Valencia, Galicia y la “Y” vasca se situan en el frontispicio de la una política que en el siglo XXI quiere revitalizar el tren como cordon umbilical para eliminar desequilibrios territoriales y nuevos hábitos de traansporte no solo de viajeros sino tambien de mercancías.
Pepiño Blanco a diferencia de Cascos, no llega al Ministerio en pleno declive de su carrera pol´itica, muy al contrario, sigue siendo sin discusión, el número dos del PSOE y si cabe mas reforzado que nunca por dos razones fundamentales. La primera por el fiasco que han supuesto en el escenario político los dos últimos caprichos del alquimista Zapatero: Leire Pajin y Carme Chacon. La segunda y mas importante incluso, por el buen hacer como ministro en este año y medio de mandato.
No quiso dar ninguna batalla en el Congreso del Partido a su amigo y líder con la sustituta en la Secretaria de Organización. En los cónclaves previos a la celebración de la magna asamblea, el candidato que se barajaba para sustituir a José Blanco, era otro, tambien mujer pero en ningun caso Leire.
Los pocos meses que convivieron en Ferraz, antes der nombrado ministro, dejaron en sus allegados la sensación de una profunda falta de entedimiento que, con el pasar del tiempo se ha hecho ampliable a otros miembros de la Ejecutiva. Leire no desata pasiones y por el contrario, preocupa cada vez más su endeblez política y personal.
El buen hacer como ministro, ha sorprendido incluso a sus rivales políticos. En realidad, el listón lo tenía muy bajo. Magdalena Alvarez, su antecesora con la que tuvo más de un altercado por cuenta de sus actuaciones políticas, especialmente en Galicia en los primeros compases de la legislatura,habia sido un auténtico desastre, como ministra y como política.
De lo único que hizo gala en su paso por el ministerio fue de su sobresaliente soberbia y su trato despótico con sus colaboradores mas allegados. Le salvo de la quema el buen hacer de Victor Morlan y el empecinamiento de Zapatero. Pero ni supo gestionar la herencia envenenada del Ave a Barcelona en el que como hemos señalado antes había mucha tela que cortar, ni sus relaciones con las Comunidades Autónomas ni con las propias ni con las ajenas. Como botón de muestra baste señalar sus relaciones con Madrid y especialmente con Esperanza Aguirre.
Esas malas relaciones institucionales las despejó Pepino sin despeinarse, incluso no tuvo ningun reparo en reunirse y estrechar la mano de Camps, en plena vorágine de Gurtel.
El año que viene, el 2010 debería haber sido un buen año en términos presupuestario para el Ministerio de Fomento, la crisis ha echado por tierra buena parte de las expectativas que tenía el ministro. No queda mas remedio que prolongar el dibujo de las infraestructuras y la modernización del país hacia el 2015-2020. Mientras tanto a gestionar la crisis, de licitaciones y contratación y de inversión con o sin iniciativa privada, de un ministerio que no hace mucho era departamento estrella y destino de números “dos” pol´iticos tanto de ida como de vuelta. Esa es la asignatura pendiente de José Blanco, estaremos atentos.