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La extraña pareja no se divorció

Fue el año en que algunos medios de comunicación y sectores intra y extraeclesiales se empeñaron en contarnos el divorcio entre los cardenales Rouco y Cañizares, después de haber protagonizado durante años un matrimonio conservador y tradicionalista de los que ya no quedan.
Como gran evidencia, decían que Cañizares criticaba a Jiménez Losantos y que Rouco lo apoyaba en las reuniones ejecutivas de la Conferencia Episcopal, donde otro cardenal parecía ser el origen de las indiscreciones, que como siempre eran interesadas y falaces.

Durante meses la especie hizo furor, anidó en todas las redacciones y sirvió a una legión de comentaristas para elucubrar indefinidamente tal como tienen por costumbre. Para alimentarla sirvieron los más peregrinos argumentos: la recepción de Zapatero a Cañizares en vísperas de su marcha a Roma; el supuesto cortocircuito que desde la Congregación que marchaba a dirigir podría realizar sobre los tentáculos que el poderoso Rouco ha extendido durante años en la Curia Romana; el nombramiento de su sucesor como Primado al frente de la diócesis de Toledo. Nunca hubo pruebas y nunca se concretó el divorcio.

Se insistió en que se enfrentaban apoyando candidatos diferentes para las diócesis vacantes, pero no pudo demostrarse. Uno de los comentaristas religiosos más leído, afirmaba textualmente: 'Rouco y Cañizares, antes uña y carne, se han distanciado a causa, sobre todo, de las elecciones en la CEE, por cuya presidencia competían. Ganó Rouco, que no movió un voto para que su competidor le acompañase como vicepresidente. En aquel combate electoral está el secreto del traslado del primado de España a Roma, llamado por el Papa por impulso de Rouco'. Pero en realidad, el Papa necesitaba a Cañizares para batallar por su contrarreforma litúrgica y no era cosa de elegirlo vicepresidente para tres días.

Incluso recientemente los observadores eclesiales, que no pierden ripio, se han fijado en las relaciones especiales de cada uno con el partido próximo, el Partido Popular, naturalmente. Y es que a primeros de noviembre, mientras Cañizares coincidía con Aznar en Murcia, Rouco celebraba para Ruíz Gallardón en Madrid. A la misma hora, y a 400 kilómetros de distancia, para que vean. Así, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Antonio Cañizares presidía en Murcia la inauguración del curso académico de la universidad católica regional, en un acto en el que también intervenía el ex presidente José María Aznar. A la vez, en la madrileña plaza Mayor, el cardenal de Madrid y presidente del Episcopado, Antonio María Rouco Varela, oficiaba la Eucaristía con motivo del día de la patrona de Madrid, en una ceremonia presidida por el regidor municipal, Alberto Ruiz-Gallardón, que renovaba el voto de la Villa a la Virgen de la Almudena, tras el traslado de la imagen en procesión por las calles del centro de la ciudad.
¿Apoya Rouco a Gallardón y Aznar se inspira en Cañizares? Sólo la política ficción de las tertulias elucubrará indicios. Rouco si tuviera que elegir votaría a Esperanza 'for president' y Cañizares ha abandonado la política española totalmente.

Ciertamente, con Rouco la Iglesia se basta y se sobra. Desde Tarancón nadie había estado tanto tiempo al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ni ejercido un liderazgo tan indiscutible como su actual presidente. Rouco tiene, además, cierto poder en Roma como miembro de la congregación que decide los nombramientos de obispos. Desde ese puesto se dice que promovió en 2008 a un sobrino, Alfonso Carraco Rouco, al obispado de Lugo, y que también ha conseguido colocar a su lado como obispo auxiliar, a su favorito y secretario y portavoz en la CEE, el jesuita Juan Antonio Martínez Camino, pese a la oposición de la propia Compañía de Jesús.

La jerarquía de la Iglesia católica es hoy asunto reservado a Rouco, como demuestra el nombramiento para Primado de Toledo, de unos de sus hombres, Braulio Rodríguez. Además ha reforzado su posición internacional tras el descalabro de su secretaria del Sínodo de Obispos para Europa en los años noventa. Este septiembre en Rímini ha sido una de las estrellas emergentes del foro más multitudinario e influyente del catolicismo europeo. Y la Jornada Mundial de la Juventud 2011 que se celebrará en Madrid puede ser otro espaldarazo. Será el único cardenal en haber conseguido organizar dos de estos magnos eventos y podría conseguir el récord mundial de asistencia.

El nuevo Nuncio Apostólico en España, arzobispo Renzo Fratini, un diplomático puro acostumbrado a negociar con gobiernos enemigos, no viene a importunarle sino a reforzarlo frente a dos iniciativas que han elevado la tensión entre Iglesia y Gobierno: la nueva Ley de Libertad religiosa y el anteproyecto de ampliación de la ley del aborto.

Mientras, el presidente episcopal Rouco sigue empeñado en llegar a un acuerdo de mínimos con el presidente gubernamental Zapatero. Durante la inauguración de la 94° Asamblea Plenaria de la CEE, se refirió al pacto escolar planteado desde diversas instancias como "una realidad fecunda para el futuro de la educación en España si hay voluntad de lograrlo, respetarlo y cuidarlo en la legislación ordinaria". Entre los "graves problemas" del sistema educativo que deberían solventarse unidos, citó los altos porcentajes de fracaso escolar, la pérdida de autoridad de los profesores o la educación sexual impartida sin criterios, problemas que "deben ser revisados con criterios de eficacia pedagógica".

Pero lo que más le preocupa obviamente es la asignatura de Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos (EpC) "por su carácter obligatorio". "Habría de ser programada como materia de formación estrictamente cívico-jurídica y no como una materia de formación moral y de visión del hombre, fórmula típica de una enseñanza ideológica y adoctrinadora".

Rouco acaba de celebrar audiencia con Benedicto XVI. Cañizares está muy replegado en su dicasterio. Pero por primera vez en muchos años, hay dos españoles papables, dos cardenales españoles que podrían aspirar a la sucesión del Papa actual. Ése sí sería el verdadero desafío para tan estable matrimonio. Aunque bien visto, tras una vida de entendimiento, podrían incluso llegar unidos al cónclave. ¿Apoyaría Rouco a Cañizares, más joven y con experiencia directa en los arcanos de la Curia?

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