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Manos de hierro sin guantes de seda

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h

La número dos del Gobierno y la número dos del Partido Popular tienen algo muy importante en común: sus respectivos jefes les han colocado en esa posición para que lleven el día a día del Ejecutivo y de la organización política. Y para ello no han dudado en aplicar mano de hierro pero sin guante de seda, una forma directa de hacerse respetar por aquellos que podían cuestionar su liderazgo, con las mujeres que les acompañan como primera línea de ataque.

Si María Teresa Fernández de la Vega ha tenido problemas con miembros del Gabinete ha sido más con las mujeres nombradas por José Luís Rodríguez Zapatero que con los hombres; y lo mismo cabe decir en la cúpula del PP entre María Dolores de Cospedal y las otras féminas nombradas por Mariano Rajoy. Y problemas los han tenido las dos desde que fueron nombras y elegidas para sus respectivos cargos: la vice desde el más lejano 2004 y la secretaria general desde junio de 2008 en el Congreso de Valencia, ciudad que vuelve a unir en parte sus destinos: una nació a la vida y otra a una parte del gran poder político.

Ambas han hecho una gran carrera en la Administración, con varios puestos de responsabilidad en Ministerios hasta dar el gran salto: De la Vega la inició en el de Justicia en 1982 con Fernando Ledesma, primer ministro socialista desde la Guerra Civil, para seguir en la misma casa con Juan Alberto Belloch doce años más tarde, dos pesos pesados que fueron y ya no son; De Cospedal se cruzó con Javier Arenas en el Ministerio de Trabajo cuando el PP se alzó con la victoria en las elecciones generales de 1996 y luego siguió sumando relaciones y reconocimientos a su labor con Jesús Posada, Manuel Pimentel y Ángel Acebes, con este último en el duro Ministerio de Interior.

Con todos esos mimbres, que no son pocos, la primera se convirtió en juez en 1990 tras haber abandonado la militancia en el PSUC catalán y no haber llegado aún al PSOE, y la segunda por esas mismas fechas se convirtió en abogada del estado. Dieciséis años de edad les separan y un origen familiar y geográfico muy diferente, pero han conseguido que dos “jefes” tan alejados como ellas en su forma de afrontar la actividad política les conviertan en sus brazos ejecutores.

Si en junio del 2008 a través de la ciudad de Valencia se cruzaron en dos sprint electorales de desigual resultado, en 2009 han tenido que vencer a sus “enemigos internos” y a sus “adversarios externos”. De la Vega ha recuperado al final del año el protagonismo perdido tras las últimas elecciones generales y la posterior remodelación del Gobierno y la salida de Pedro Solbes, mientras que De Cospedal ganaba peso y posición por sus actuaciones frente al escándalo de la Operación Gürtel y sus consecuencias hacia dirigentes de su partido. Dar la cara y dar explicaciones en sus respectivas áreas de responsabilidad les han hecho ganar puntos a las dos, con el desgaste físico y anímico que muchas veces evidencian sus rostros.

La vicepresidenta huyó de una posible candidatura envenenada al Ayuntamiento de Madrid; y la secretaria general consiguió compaginar su cargo con el de líder del PP en Castilla la Mancha, comunidad en la que repetirá en 2011 como aspirante a romper un dominio del PSOE que dura desde las primeras elecciones autonómicas, primero con José Bono y más tarde con José María Barreda. Si lo consigue no sólo podrá ofrecer un nuevo territorio a sus colores de partido, también habrá dado un buen paso hacia el futuro: convertida en baronesa territorial y con aún no cumplidos los 46 años las posibilidades de llegar un día a La Moncloa se habrán multiplicado como representante de una nueva generación de políticos que adquirieron su mayoría de edad ya lejos del franquismo, tanto sociológico como político.

Valor no les falta y energía para imponerse tampoco. Con buena imagen en los medios, más desgastada por el ejercicio del poder Fernández de la Vega que Dolores de Cospedal, no dudan a la hora de “soltar la lengua” y atacar o responder a los ataques de los adversarios. Tiempo van a tener en los próximos meses de demostrar todas us cualidades: un 2010 que va a seguir siendo duro o muy duro en lo económico y en lo político, con conflictos ya planteados, desde los secuestros terroristas a ciudadanos españoles a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catalán; o desde nuevas diligencias sobre corruptelas varias con el Gürtel en primer lugar a la presencia de líderes de partido en las presidencias de Cajas de Ahorro.

Y si de imagen se trata, el cuidado que pone la vicepresidenta en su atuendo, más clásico, es contestado por la secretaria general con otro más “casual” pero no menos exigente. Son conscientes de que muchas batallas se ganan en los medios de comunicación – con los que a priori es mejor no pelearse – y que en términos audiovisuales muchas veces el contenido pierde frente al continente, lo que se dice frente a cómo se dice. Y que una sonrisa a tiempo tiene más efecto que el mejor de los discursos.