El síndrome Trump va a provocar un profundo cambio en los países europeos, tanto en los partidos de derecha y de izquierdas, ambos obligados a elegir entre su apoyo incondicional a Washington, como ha sido hasta ahora, y la defensa de los intereses de sus propios países.
Las actuales élites políticas europeas no saben vivir sin Estados Unidos, ni pueden imaginar una OTAN sin la dirección yanqui, por lo que es casi seguro que no van a cambiar de actitud y es ahí donde Podemos quiere liderar una oposición que le de ventaja sobre las otras izquierdas, Sumar y Mas Madrid, especialmente.
Una duda importante es cómo recuperar Podemos fuera de Madrid, donde simplemente ha desaparecido o está en desuso. En esta tarea ya no tienen el apoyo de los troskistas del grupo Anticapitalistas que le permitieron a Pablo Iglesias montar los primeros Círculos morados en casi todas las autonomías, incluidas aquellas donde dominan los nacionalistas. Va a ser una tarea muy difícil y es posible que imposible si el partido no demuestra en las primeras elecciones a las que se presente una recuperación efectiva.
Irene Montero se contentaría, sin embargo, con lograr un número de diputados superior a seis para convencer a Pedro Sánchez de que habría de volver a contar con ministras moradas para controlar la situación. Ya conocen al líder socialista y eso les lleva a pensar que tan pronto como los necesite los llamará a pactar.
Todo ello se convertiría en el cuento de la lechera si el PP y Vox logran llegar a los 176 escaños en las próximas elecciones, pero cuentan que en los dos años que teóricamente faltan para las próximas generales la izquierda pueda rehacerse lo suficiente como para lograr otra mayoría con la ayuda de los nacionalistas de derechas y de izquierdas, como hasta ahora.