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Feijóo pone en pie de guerra contra Sánchez a su ejército
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Feijóo pone en pie de guerra contra Sánchez a su ejército

jueves 22 de agosto de 2024, 11:39h

La gran ofensiva del Partido Popular contra el Gobierno de Pedro Sánchez ya tiene fecha: comenzará el próximo seis de septiembre y terminará cuando el actual presidente del Gobierno se rinda y abandone o se alargará hasta las próximas elecciones generales, que de cumplirse la Legislatura serán a mediados de 2027. Sin treguas, sin conversaciones de paz. Se trata de vencer para llegar a La Moncloa lo antes posible.

Si el objetivo está claro, las maniobras para conseguirlo también. Hoy por hoy, y tras las elecciones generales del 29 de julio de 2023 y las municipales y autonómicas que se celebraron dos meses antes, el Partido Popular cuenta con una enorme “capacidad de fuego político” gracias a las once Comunidades Autonómicas que gobierna, más las ciudades de Ceuta y Melilla; sus 30 capitales de provincia (24 de ellas en solitario y 13 con mayorías absolutas) y sus 3.193 Ayuntamientos. El 46,5% de la población española está gobernada por dirigentes del Partido Popular.

Sumemos a esas cifras la mayoría absoluta que tiene el PP en el Senado y los 137 parlamentarios que tiene en el Congreso. Con esos datos, Alberto Núñez Feijóo, junto a la Plana Mayor del partido (otras cien personas que trabajan en la sede central de la calle Génova) se dispone a cargar las baterías con las que, desde cada uno de los puntos en los que tiene “estacionadas” sus tropas, disparará sin compasión contra Pedro Sánchez. Tarea en la que espera contar con las ayudas siempre bienvenidas de los dirigentes del PSOE que, tanto en público como en privado, demuestran que tienen tantas o más ganas de acabar con el “reinado” de Sánchez que el propio Feijóo.

La munición inicial es la misma que ya llevan empleando los populares desde hace meses: situación judicial de la mujer del presidente, al igual que antes la de su ministro Ábalos y su fiel Koldo; cesiones a las fuerzas independentistas para asegurar la permanencia de Sánchez en La Moncloa con la consiguiente debilidad parlamentaria al depender de partidos y formaciones que en nada se parecen entre sí y que pugnan por su propia supervivencia, ya sea a nivel nacional o autonómico.

De la misma forma que se estructuran y se movilizan las unidades militares en una guerra con varios frentes, así lo va a hacer el presidente del Partido Popular. Un mismo objetivo y un mismo adversario al que acorralar y desgastar todos los días del año, ya sea en el Congreso y en el Senado; ya sea en cada una de las Autonomías en las que existe un presidente del PP, en cada Ayuntamiento. En cada uno de los lugares y en cada una de las circunstancias en las que se pueda atacar y culpar al Gobierno de España. Con el territorio judicial a la cabeza de todas las zonas de conflicto; y los medios de comunicación como el “otro territorio”, el que permite extender el relato previamente concebido. No habrá preguntas de las que no se sepa la respuesta; y no habrá respuestas que no lleven de inmediato a transformarse en nuevas preguntas. El gran objetivo es Pedro Sánchez pero sirven los “menores” como Óscar Puente (el malvado por antonomasia y más en este verano del caos ferroviario) o la vicepresidenta y titular de Hacienda, María Jesús Montero, hoy por hoy la mayor defensa que tiene Sánchez si quiere lograr la cuadratura del círculo financiero del Estado y el de cada una de las Autonomías tras los acuerdos firmados en Cataluña.

En Moncloa y en la sede socialista de la calle Ferraz lo saben e intentarán parar la ofensiva con las mismas o muy parecidas armas. Incluso contraatacar de la misma forma que lo está intentando el presidente Zelensky en Ucrania, llevando la guerra al interior de Rusia, una acción que sólo puede tener un fin: estar en mejores condiciones de negociación cuando se sepa, a partir de las elecciones norteamericanas de primeros de noviembre, quién se sentará en el Despacho Oval de La Casa Blanca, si el republicano Donald Trump o la demócrata Kamala Harris. La victoria de Ucrania sobre Rusia es imposible pero la contienda ya ha servido para medir las fuerzas a escala global entre las grandes potencias y para probar los nuevos armamentos y su eficacia. Ese ejemplo “militar” de campo de batalla y esas estrategias globales y tácticas personalizadas, llevado a la política española, es el que va a poner en práctica Núñez Feijóo. Si triunfa será el próximo presidente del Gobierno, si fracasa tendrá que dejar a otra persona al mando del Partido Popular.