Ya lo sabía. Era imposible seguir en La Casa Blanca y menos aún ser el candidato demócrata. Ganó las primarias de su partido pero tras el debate televisivo frente a Trump su propia familia y sus íntimos le hicieron comprender que su larga carrera de cinco décadas dedicado a la política se había terminado. Tocaba negociar la salida de la forma más honrosa posible y con menos riesgos en el futuro. Para él y para su hijo. Eso explica su insistencia en seguir. El anuncio de su adiós es el certificado de su último éxito. Tranquilidad familiar al completo.
Joe Biden se marcha y Kamala Harris, la vicepresidenta quiere ser el cartel electoral frente al arrollador Donald Trump, Actor donde los haya tras su intento de asesinato y las noticias sobre los fallos del Servicio Secreto y de la propia policia. Dentro de un mes, en la Convencion democrata se sabrá si Kamala logra su sueño o si aparece otro rival para el eufórico republicano que desea y necesita volver a ser presidente. También tiene sus propios pecados a la espera.
A la ex fiscal general de California y primera mujer negra en llegar a la vicepresidencia le espera otra lucha interna para convencer a los suyos de que ella puede derrotar en las urnas a Trump. Para recibirla, el expresidente Obama ni la ha menciindo en su despedida a Biden, al que ha felicitado por su sentido de responsabilidad al marcharse. Una señal de que las ambiciones son muchas y el puesto uno solo. Si Michelle Obama aspira a “suceder” a su marido la guerra democrata será corta pero muy dura.
El presidente que se va no quiere dejar “pesos muertos” a su espalda, sobre todo si llevan su mismo apellido. Podría haber renunciado antes y haber dejado a Kamala en su puesto pero eran muchas las dudas sobre su propio y familiar destino. Solventdo como parece ese problema lo que queda son cuatro meses de campaña electoral, con muchas dudas y un claro favorito. Las apuestas, que se traducen en millones de dólares de apoyos por parte de las grandes corporaciones empresariales y de donantes tan anónimos como multimillonarios tendrán que esperar y ver si ganan más o menos. Nunca pierden del todo