1.- Sigue en la presidencia y con las manos libres para pactar. Aprovechara la previsible división tradicional de la izquierda para retrasar lo más posible la sustitución del actual primer ministro que ya ha presentado la dimisión pero que no será efectiva hasta que Macron no tenga un sustituto que le convenga. Hasta puede aparecer su anterior “ jefe”, Francois Hollande, el ex presidente, que ha conseguido su propio escaño.
2.- Ha utilizado a la izquierda que es un conjunto de cinco formaciones que serán cinco grupos distintos en la Asamblea. Se verá en las próximas semanas y cómo socialistas, verdes y comunistas se alejan de Melenchón y sus reivindicaciones. Una copia, con todas las diferencias que se quieran buscar, de Pablo Iglesias.
3.- Ha impedido el triunfo de la derecha más dura que triunfó en las europeas y la única que podía imponerle un primer ministro. Bardella y su maestra, Marine Le Pen, vuelven a “ perder” en el último minuto. El miedo ante sus propuestas más radicales se ha impuesto y tendrán que esperar, pese a doblar el número de diputados que tenían en la Asamblea.
4.- Eligirá un primer ministro que dure un año, tiempo mínimo para convocar nuevas elecciones. Es la otra carta escondida con la que ha jugado el presidente y que utilizará, sin duda, antes de que termine su mandato en 2027, un tiempo en el que habrá cambiado aún más la geopolítica europea y mundial,
5.- Ha impedido que su propio partido se hunda y se mantenga como eje de la Francia del futuro. Vio la debacle europea y se vacunó a sí mismo. Lo que muchos consideraron un error precipitado se ha convertido en acierto. Vuelve a estar en el centro de la política francesa.
6.- Se mantiene como referencia política en la Europa de los 27, en la OTAN y en los USA gane quien gane en noviembre. El presidente polaco lo ha definido muy bien. Gana Paris, gana Ucrania, gana Polonia y pierde la Rusia de Putin. En Washington respiran satisfechos. Dará lo mismo quien ocupe la Casa. Blanca dentro de unos meses.
7.- Tranquiliza a la Francia del dinero y las finanzas, otra de sus mutuas apuestas. No hay que olvidar que antes de dedicarse a la política y dirigir la economía desde la presidencia del socialista Hollande, trabajaba para la banca Rostchild.
8.- Puede impedir que Melenchon y la izquierda más radical llegue al poder. Comenzará una larga negociación con ese abanico de ambiciones personales, con el segundo objetivo que se había propuesto: ni Le Pen, ni el representante y líder de la Francia Insumisa.
9.- Comenzará un lento desgaste del Nuevo Frente Popular aprovechando sus evidentes divisiones internas. No le resultará difícil. Unión para ganar a la dura derecha pero nada más. Lo que se va a ver en las próximas semanas son los intereses que les separan, tanto a los verdes como a comunistas y socialistas. Las terceras vías siempre se rompen. Melenchon es un ejemplo para que Yolanda Díaz lo estudie y aprenda en cabeza ajena.
10.- Su “ solución a la española” imitando a Sánchez con la convocatoria inmediata de elecciones legislativas tras el desastre europeo, tranquiliza a Europa y le mantiene como referencia indispensable en la toma de decisiones dentro de la UE. Le viene bien al presidente del Gobierno español, quien pese a sus diferencias políticas con Macron, ya descubrió hace tiempo que sus maneras de ejercer el poder tienen mucho en común.
