En el conjunto de Europa las cosas son muy diferentes. Los 27, de forma mayoritaría, se han inclinado por dar su voto a las formaciones de las derechas más duras, lo que pondría en peligro los acuerdos actuales entre los socios, sobre todo en lo que respecta a la energía y la emigración, pero también al mantenimiento de la guerra de Ucrania e incluso la posición europea sobre la guerra de Gaza. En Israel, por cierto, ya han comenzado las dimisiones dentro del Gobierno de Netanyahu, al tiempo que se pode su dimisión y la convocatoria de nuevas elecciones.
Se endurecen las posiciones en Austria y Polonia; pierde hasta caer al tercer puesto la socialdemocracia alemana del canciller Schulz, y le vine bien a la Hungría de Orbán el refuerzo que ha encontrado en las urnas. Europa vuelve a cambiar, muy deprisa y con muchos frentes abiertos y la primera incógnita: ¿seguirá Ursula von der Leyen al frente de la Comisión?
Todo seguirá igual en España. Ninguno de los partidos - sore todo los dos grandes - va a cambiar de estrategia. Ni ellos, ni el poder judicial, que este lunes le dará un buen rapapolvo al Gobierno por sus criticas a los jueces, personificados en el titular del Juzgado 41 de Primera Instancia de Madrid. Seguirá presente la amnistía, seguirá presente Koldo, y seguirá presente Begoña Gómez. Sin sorpresas en público y críticas en privado, al igual que las inevitables venganzas y el reconfortante ejercicio de culpar a los demás de los errores propios.
La dividida izquierda se mantiene con dos rostros, el de Irene Montero, que consigue su plaza en el Parlamento de Estrasburgo, y el de Yolanda Díaz que prefiere no afrontar los resultados a la espera de lo que decida Pedro Sánchez con su cargo de vicepresidenta y con una posible remodelación del Gabinete. Su refugio, el Ministerio.
Tiene motivos para estar contento Santiago Abascal con su tímido avance y sobre todo quién más contento está es Alvise Pérez, que se coloca de tú a tú con la izquierda de la izquierda y el nacionalismo. Surgido de las redes sociales y con sus mensajes y ataques directos y diarios al Sistema,Luís Pérez Fernández, sevillano de cuna, ha logrado que “se acabe la fiesta” para muchos d elos políticos. A sus 34 años quiso entrar en Ciudadanos y antes en la UP y D de Rosa Díez como forma de romper el bipartidismo entre PSOE y PP. No lo consiguió y decidió trasladar sus mensajes a internet. Todo un éxito.
Mal para todos los nacionalistas, desde los que han ido en solitario como Junts y los que han ido en coalición como el PNV y ERC. De los 61 escaños que se ponían en juego los nacionalistas apenas llegan a cuatro, con clara ventaja para el grupo en el que están ERC y Bildu, por sólo uno del PNV y otro solitario de la formación de Puigdemont. Habrá que comprobar que representan esos resultados a la hora de negociar los gobiernos vasco y catlán.