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Cuatro días con el poder de España mirando como se deshoja una margarita
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Cuatro días con el poder de España mirando como se deshoja una margarita

jueves 25 de abril de 2024, 18:22h
La literatura universal está llena de locuras de amor. La política mundial está llena de locuras de poder. Juntar las dos en una carta de cien líneas enviada a través de las redes sociales y dirigida a los ciudadanos de un país no había ocurrido nunca. Hasta ahora. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, Secretario General del Partido Socialista y presidente de la Internacional Socialista lo ha hecho y se ha tomado cuatro días para deshojar la margarita del si o del no.

El lunes puede hacer dos cosas: dimitir o decir que se queda como presidente. El último pétalo de la margarita. A partir de cualquiera de las dos variables se abren caminos muy distintos, con tiempos distintos y finales aún más distintos.

En el intermedio de estos cuatro días habrá informado al Rey, a pocos o muchos mandatarios europeos. Habrá hablado con La Casa Blanca, sea Biden o Blinken… la lista es tan larga o corta como sea el futuro al que aspire. Siempre tendrá en cuenta que sus decisiones afectarán a millones de personas que le votaron, a todos sus compañeros de partido y a los socios del actual gobierno. A la oposición por supuesto.

Si confirma su dimisión nos iremos a unas nuevas elecciones generales que no podrán celebrarse antes del 28 de julio. Son los plazos legales que establece la Constitución. Con el como candidato del PSOE o con cualquier otro encabezando las listas socialistas.

En julio, siguiendo ese sendero de la dimisión, puede que haya un ganador claro, que consiga los 176 escaños favorables en primera votación, o que consiga la mayoría minoritaria en segunda vuelta. Con todas las negociaciones entre partidos por medio y con las elecciones catalanas y europeas ya celebradas.

Si existe un ganador se firmará un nuevo gobierno y la vida política entrará en los mismos cauces conocidos. Si no ocurre, tendrán que pasar dos meses de espera y negociación mientras sigue de presidente en funciones. Y puede que en la repetición electoral no se consiga la mayoría necesaria y que se vuelva a convocar, por la presidencia del Congreso, otra cita con las urnas. ¿Cuánto tiempo se puede estar así?. En teoría no hay límites, por absurdo que parezca.

La margarita, ya sin pétalos que cortar dejará a España en la incertidumbre y con acuerdos y compromisos europeos difíciles de cumplir. Un escenario inédito y tan desconocido como el que ha causado la carta del presidente nada más conocerse que un juez de instrucción ha abierto diligencias previas sobre posibles delitos cometidos por su mujer. Diligencias que pueden cerrarse de la misma forma y con la misma rapidez con que se han abierto.

Vayamos a las razones personales y políticas para escribir esas cien líneas apenas unas horas después de marchase del Congreso con el gesto de preocupación y cansancio que exhibió el presidente durante toda la sesión de control, con las duras acusaciones lanzadas desde la oposición del PP y de Vox, tan lógicas como las que se vienen sucediendo incluso desde antes de las elecciones generales del 23 de julio del año pasado.

Las personales son imposibles de calibrar, analizar y valorar. Atañen al ámbito familiar y a la resistencia de los protagonistas. Las políticas cambian todo y pueden explicar el comportamiento de Pedro Sanchez desde que en el año 2000 apareció por la sede central del PSOE, desde su puesto de concejal en Madrid cuatro años más tarde, de su presencia como parlamentario en el Congreso, de su primera elección como Secretario General del PSOE, de su dimisión de ese puesto y de la entrega del acta como congresista, de su regreso a la dirección socialista frente a Susana Díaz

Seguir ese periplo de osadía, atrevimiento, cambios de dirección, afirmaciones y negaciones sobre los mismos temas hasta conseguir vencer en la moción de censura contra Mariano Rajoy. Tres citas más con las urnas, ciento veinte escaños para su partido, el primer Gobierno de coalición en España, la Ley de amnistía, la lucha con la mayoría de la representación del poder judicial…

Nada es normal en el recorrido político de Pedro Sánchez, entendiendo como normalidad las características, usos y costumbres de 40 años de Democracia. Por más análisis que se hagan, por más preguntas que se realicen a aquellos que están o han estado más cerca del que todavía sigue siendo presidente del Gobierno, siempre aparecerá la misma respuesta: de verdad, de verdad que nadie sabe lo que va a decir el lunes 29 de abril de 2024.