La misiva del presidente del Gobierno quejándose de que no puede soportar más el peso del poder sería una carta de dimisión con efectos retardados al lunes 29 de abril según las opiniones de algunos miembros de su círculo de asesores independientes, motivada por una conclusión fundamental a la que habría llegado Pedro Sánchez tras la aceptación por un juez de la denuncia de Manos Limpias contra su mujer por presunto tráfico efe influencias.
Aunque la mayoría de los observadores políticos piensan que sed trata dude una maniobra más de Sánchez a la que nos tiene acostumbrados y que todo acabará con un susto y con su vuelta triunfal a los ruedos, las fuentes consultadas por este periódico insisten en que el líder socialista ha llegado al convencimiento de que los jueces no van a parar en su acoso judicial contra su entorno más cercano, incluso familiar, y que sus consecuencias pueden afectar gravemente a su vida personal, cosa a la que no está dispuesto. La renuncia estaría relacionada tanto con hablarlo con su esposa Begoña Gómez, como por la necesidad de buscar urgentemente un sucesor tanto si es para dar continuidad a un nuevo gobierno socialista, lo que llevaría a volver a negociar con todos los grupos que le apoyaron en su investidura, cosa hartamente difícil, o simplemente para que se convoquen nuevas elecciones a partir del verano y que el PSOE presente a un nuevo candidato. En todo caso, su decisión de marcharse está tomada aunque algunos miembros de su equipo quieren creer que pueden hacerle desistir de irse a casa.
Entre los nombres que suenen para suceder a Sánchez por los menos interinamente hasta las nuevas elecciones está la ministra de Defensa, Margarita Robles, que es la única que podría jugar un papel parecido al que hizo Rubalcaba cuando Zapatero decidió no seguir tras su fracaso en resolver la crisis económica de 2008.
El hecho de que el PP de ninguna de las maneras, salvo con el apoyo improbable del propio PSOE o de Puigdemont pueda hacerse con La Moncloa, hace que inevitablemente se tenga que i a unas nuevas elecciones, aunque hay socialistas que nos dudan en creer que Feijóo y Puigdemont podrían llegar a entenderse si el ex presidente de la Generalitat lograse que el Gobierno del PP le indultara.
“Sánchez tendría que haber llegado a un pacto con el Poder Judicial y esto no habría pasado -afirma un miembro del círculo exteriores de asesores del presidente- no se puede gobernar enfrentado a los jueces”.