Paulo Carril Vázquez ha conseguido desplazar en Galicia a los dos sindicatos clásicos españoles desde hace cincuenta años. La CIG, que nace de la fusión de otras dos organizaciones sindicales en el año 1994 y cuenta en estos momentos con 75.000 militantes y cerca de cinco mil delegados en toda Galicia, es el auténtico brazo militante del BNG y tiene en su punto de mira a su paisana, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, a la que critica por la última reforma laboral. Si la izquierda gallega tiene alguna posibilidad de llegar al poder - siempre en coalición - tendría que posibilitar los acuerdos entre las tres fuerzas sindicales.
En la esfera política el BNG - con la Unión do Povo Galego como principal corriente interna de la formación - ya ha desplazado al PSG, a Sumar y a Podemos al frente de la oposición desde el último triunfo del PP con Alberto Núñez Feijóo como candidato. En la esfera social eso mismo ha conseguido la CIG pese a los intentos de CCOO y de UGT de establecer alianzas entre ellos para impedirlo. Todos los años, el 10 de marzo, celebran el “Día de la Clase Trabajadora”, en recuerdo de los dos obreros, Amador Rey y Daniel Niebla que murieron durante la manifestación de ese día en Ferrol en el año 1972 por la intervención de la policía.
Mientras Yolanda Díaz presenta las mejoras laborales y el aumento del Salario Mínimo Interprofesional junto a Sordo y Alvarez de cara a las elecciones del próximo 18 de febrero, que compatibiliza con su distanciamiento de Pedro Sánchez por las reformas que deben realizarse en la Ley de amnistía en cuanto a la duración de los sumarios en sede judicial, Ana Pontón hace lo mismo pero con Paulo Carril como compañero de viaje político. El tandem son los auténticos rivales del popular Alfonso Rueda dada su presencia y organización en las cuatro provincias gallegas, sobre todo en A Coruña y Pontevedra.