Escuredo dejó el poder andaluz en manos de “Pepote” Rodríguez de la Borbolla; éste se lo dejó a Manuel Chaves; éste se lo traspasó a José Antonio Griñán, para terminar en manos de Susana Díaz, que es quien perdió las llaves del palacio de San Telmo y las dejó, con la ayuda de Ciudadanos y Vox en manos de Juanma Moreno. Sin el poder en Andalucía es muy difícil que el socialismo gobierne en España. Lo han sabido todos sus secretarios generales, por esa razón Pedro Sánchez quiso “enterrar” de la forma más rápida y dolorosa a la compañera que le disputó el puesto.
Este 19 de mayo, tras esos 40 años de victorias en las urnas, los socialistas van a probar el amargo sabor de la derrota en la que siempre han considerado “su tierra”. Desde allí llegaron un presidente del Gobierno, un vicepresidente y muchos ministros. Esa es la historia, al igual que puede que el actual presidente de la Junta esté comenzando a escribir otra muy diferente y con equilibrios políticos y electorales muy diferentes. La doble derecha andaluza cree que va a conseguir con creces la mayoría absoluta, y el Partido Popular de Moreno sueña con tener más votos y escaños que toda la izquierda junta. El ejemplo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid está muy cercano en el tiempo.
Con los vientos del Sur a su favor y la previsible victoria en las ocho provincias, el PP de Nuñez Feijóo ya ha comenzado a cortejar a los hombres clave de su compañero en Sevilla, con alguna incongruencia que otra producto de la bisoñés en la Villa y Corte, pero subsanable. Elias Bendodo es el gran coordinador del partido y Juan Bravo, de gobernar Feijóo, puede convertirse en el sucesor de Calviño y de Montero e incluso de las dos si se unifican los Ministerios de Economía y Hacienda.
Desde Sevilla se conquista Madrid mucho más fácilmente. Si se cumplen todos los pronósticos que se han publicado la única diferencia está en si Juanma Moreno va a necesitar a Macarena Olona para conseguir la investidura o si le bastarán los deseados 55 escaños de la mayoría absoluta por sí mismo. El PSOE de Juan Espadas tendrá su peor resultado pero aún será más duro para los enfrentados herederos de aquel Podemos que hace siete años despertaron tanta ilusión como luego han despertada tanta inquietud. Ni Inmaculada Nieto, con la ayuda asistencial de Yolanda Díaz e Iñigo Errejón, ni Teresa Rodríguez van a conseguir estar por encima de la candidata de Vox.