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El coctel de siglas europeo que decide sobre España
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El coctel de siglas europeo que decide sobre España

jueves 26 de noviembre de 2020, 10:55h
Los quinientos millones que formamos la Unión Europea elegimos a los 751 miembros del Parlamento comunitario en julio de 2019, con los 54 de España cambiando sus mayorías. Bajó el PP, subió el PSOE, se reforzó Vox, y los nacionalistas vascos y catalanes lograron seis escaños en Estrasburgo. Un auténtico coctel de siglas con los llamados “partidos hermanos” del que depende una gran parte de nuestro futuro.

Ese Parlamento compuesto por ocho grandes grupos de varios países ya tiene y va a mantener a lo largo de sus cinco años de mandato más poder de decisión sobre nuestras vidas y haciendas que el propio Parlamento español. Tendrá que afrontar y legislar sobre todos y cada uno de los grandes temas que han sumergido a Europa en la crisis que seguimos padeciendo, desde los financieros y fiscales a los laborales y educativos, con y sin agravamiento de la pandemia de Covid . Con algún añadido de países como España, que de muy distinta manera abordan los problemas soberanistas e independentistas de regiones como Cataluña.

La Europa de 2020 nos gusta menos a los europeos que la del 2014, que a su vez nos gustaba menos que la de 2009. Ya en aquel momento, en España por ejemplo, sólo acudieron a las urnas el 45 por ciento de los ciudadanos que tenían derecho al voto. Es más que posible que ese rechazo siga aumente en los próximos años a finales y los habitantes de los 27 países que integran la UE tras la salida de Gran Bretaña les digan a sus políticos, con su abstención, que no están de acuerdo con lo que está pasando y con las medidas que se están tomando, la mayoría de las cuales han ido en contra de lo que muchos creían que eran derechos sociales históricos e irrenunciables dentro del "estado del bienestar" que se desarrolló tras la llamada Segunda Guerra Mundial.

En 2014 los dos principales partidos, PP y PSOE, perdían 17 escaños, que iban a parar en parte a las nuevas formaciones emergentes como Podemos y Ciudadanos. 54 escaños que se integraron a su vez en las formaciones europeas que dominan la Cámara comunitaria: el EPP y el PSE. lDesde 2019 as cosas parecen haber cambiado y mucho. Nuestros dos grandes siguen aquejados de " arterioesclerosis" política y los " pequeños", que amenazaban con romper ese duopolio, sobre todo la antigua Izquierda Unida, el naciente Podemos, el activo Ciudadanos y la desaparecida UPyD, no terminan de convencer al electorado.

De ser así a nivel europeo, y tal cosa parece cada día más posible, ya comprobamos que la alianza que han firmado las ultraderechas de Francia y Holanda, junto con Polonia, Hungría y Eslovaquia, están más que dispuestos a amargarnos la vida a los países del Sur, desde Portugal a Italia pasando por España.

La composición de la Eurocamara hará que los propios pactos de gobierno dentro de cada país cambien y tengan que amoldarse a los acuerdos que se establezcan en Estrasburgo ya que será de allí de donde salgan las principales leyes que tengan que "aplicarse" en cada uno de los estados. Una circunstancia que en España puede tener una importancia añadida si pensamos que son mayoría las voces que piden una reforma urgente de nuestra propia Constitución.

La Europa de los 27 ya cuenta con 18 de esos países dentro de la órbita del euro y quiera más o menos Alemania la " unidad" bancaria se va a materializar durante la siguiente Legislatura del Parlamento común, con un gobierno en Bruselas que va a cambiar de arriba a abajo y tras la sustitución en la cabeza de sus principales órganos gestores, desde la Eurocámara al Consejo, la Comisión y el Banco Central. Y para que no falté ningún ingrediente en esos culebrones a los que son tan aficionados en los cenáculos europeos, con el recuerdo de la intervenida Grecia al frente como amenaza para aquellos que quieran saltarse los equilibrios presupuestarios y la aplicación de las ayudas billonarias que se han aprobado en los últimos meses.

En el plano doméstico español y dentro y de las inevitables luchas que se producen en los partidos cada vez que hay elecciones, antes, durante y después de las mismas, tener que elegir a los primeros espadas conduce a los enfrentamientos y a las aspiraciones de los que están y de los que quieren estar. En el PP, ha bajado y mucho el antiguo nivel de crítica hacia la cúpula del partido que tuvo Mayor Oreja. Nada que ver con la dirección de Esteban González Pons, más centrada y en sintonía con la presidencia de Pablo Casado en el partido.

En el PSOE ocurre otro tanto con Javier Moreno e Iratxe García, muy alejados de lo que representaba Juan Fernando López Aguilar, que incluso hizo un pequeño gesto de querer intervenir en la pelea por la Secretaria General, no se supo entonces muy bien si frente al resto de " aspirantes" conocidos o como acompañante de lujo de la desaparecida Carmen Chacón.

Es muy difícil que PP y PSOE vuelvan a lograr esos 44 escaños que tuvieron hace diez años. Hoy se mueven entre los 30 y los 32 de las últimas elecciones, sin que el resto de los partidos y coaliciones les puedan hacer sombra, ni desde la derecha de Vox o Ciudadanos, ni desde la izquierda de Unidas Podemos, y mucho menos desde lo nacionalistas vascos y catalanes. Todos adquieren parte importante de su fuerza en los acuerdos que consiguen dentro del Parlamento europeo, formando parte de “agrupaciones de amplio espectro” en las que entran partidos que dicen profesar la misma ideología y los mismos principios pero que, al aplicarlos en sus países, se parecen muy poco.