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Recuperación sin salarios

Por José Manuel Pazos

Las elecciones en Reino Unido nos darán una primera pista de cómo los votantes valoran una recuperación que sigue sin llegar a los salarios. Solo Alemania parece a salvo del seísmo político que amenaza al resto de socios europeos.

Si la economía norteamericana está perdiendo fuerza o se trata solo de las consecuencias de un primer trimestre de mal tiempo al que se sumó la huelga portuaria en la costa oeste, no está siendo objeto de demasiado debate, centrados como están los mercados en interpretar lo que a través de sus comunicados y declaraciones señalan la Reserva Federal y sus miembros. Mientras que lo que se deduce de los indicadores económicos va ganando relevancia en las decisiones de los inversores, el largo periodo de dependencia de las políticas monetarias ultra expansivas hace que esta situación anómala de tipos de interés nominales cercanos a cero sea todavía el factor más relevante. Ahora que se ve próximo el momento del punto de inflexión en el caso norteamericano, las mayores apuestas se centran en una primera alza de tipos en el tercer trimestre del año, seguidas de muy graduales y leves alzas hasta mediados de 2016.

El gran reto que espera esta primavera a los mercados financieros será digerir e interpretar la nueva fase de ajuste en la cotización del dólar
Pero el estado de opinión no es lo suficientemente firme y aspectos como la fortaleza del dólar o el inesperado comportamiento de los consumidores en este primer trimestre, donde se han mostrado más tendentes a ahorrar que a gastar las mejoras de renta provenientes del descenso de precios de la energía o de la mejora del mercado de trabajo, hace más arriesgadas las apuestas. Con todo, y a pesar de que un mal dato de empleo como el que se publicó el Viernes Santo suele ser preludio de un mes de debilidad para el dólar, la semana que lo siguió ha sido la que acumuló una revalorización mayor desde que se inició este periodo de fortaleza del dólar hace más de nueve meses.

La inercia pesa sobre aspectos de orden técnico, que advertían de la posibilidad de un rápido movimiento de vuelta a favor del euro a condición que se respetasen algunos de los soportes que se encontraban en la zona entre 1.06 y 1.07. Pero se superaron y habrá todavía que esperar a que las apuestas alcistas, que son tan dominantes, se enfrenten a un serio test en el momento en el que se vean sorprendidos por un inesperado giro. Es el gran reto que espera esta primavera en los mercados financieros, digerir e interpretar una fase de ajuste de cotización del dólar que antes de iniciarse parece dispuesto a apurar todas las posibilidades de acercarse y, quizá por un tiempo superar, la relación 1:1, antes de embarcarse en un ajuste de cierta magnitud.

Según el Banco de Inglaterra, el iniciado con la crisis es el periodo más largo de descenso de salarios reales desde que hay registro en 1855
Mientras llega ese momento, que pondrá a prueba convicciones que hoy parecen muy arraigadas, habrá que superar los episodios de inestabilidad que genere Grecia, cuyo calendario de vencimientos de deuda es el relato de una situación imposible con vencimientos esta semana de 2.400 millones en letras a los que añadir 400 millones de intereses, amén de los 1.500 millones que necesita cada mes para pagar salarios y pensiones. Mayo y junio esperan con casi 6.000 millones más, sueldos y pensiones aparte. En el medio está el 24 de abril, con una reunión informal del Eurogrupo en Letonia que ha de aprobar 7.200 millones de ayudas.

Pero además están las elecciones en Reino Unido, donde la recuperación económica aun no llega a los salarios que han caído en términos reales un 1,2% anual desde el inicio de la crisis. Según el Banco de Inglaterra, es el periodo más largo de descenso de salarios reales desde que hay registro en 1855. A pesar de eso, el déficit corriente se acerca al 5,5% del PIB, de modo que tampoco es de extrañar que la libra se deprecie. Solo Alemania parece a salvo del seísmo político que amenaza al resto de socios europeos. Y es que una recuperación económica que no venga apoyada por una mejora de productividad y salarios, no es sentida por todos. Aquí tampoco.