Aznar vuelve y Botella se va

Aznar, el regreso
Ha sido la semana de los regresos, como si mayo fuera el mes de la eclosión de las larvas políticas, dormidas, crisálidas que estallan en mariposas de alas fosforescentes. El primero, Aznar. Vigoréxico y vitaminado, con el pelo como siempre y el bigote blanco y cepillado, como si fuera una tira de velcro, Aznar se planta en Antena 3 y da el campanazo: ataques a Rajoy, puñaladas a Montoro, y mordiscos a la izquierda y al notorio grupo de comunicación, del que dice que está quebrado y que no podrá pagar las indemnizaciones en caso de condena. Aznar como el elefante de la cacharrería, molestando ahora a los poderosos, a Prisa, al gobierno y al PP. ¿Al PP? Me temo que no. Más bien pienso que Aznar es el portavoz de los indignados del partido, que no encontraban voz, y que le han ido con el cuento de que Rajoy ha dilapidado la herencia y además no sale en defensa de los que estuvieron con él. Aznar es sólo el portavoz. No regresa, porque nunca se fue.

Botella, se va
La que se va es su señora, que tiene ya asumido que no será candidata en las próximas elecciones municipales. A Botella le persigue el Madrid Arena como a Trillo el Yakolev, y nunca se librará de la pesada carga de una pésima gestión, muy cargada de errores de bulto como el viaje a Portugal y algunos anuncios en caliente que nunca debió hacer. EL Pp ya sabe que debe buscar otra cara para una alcaldía que puede peligrar, en unas elecciones que darán un nuevo reparto, mucho más fragmentado, con subidas para IU y para UPyD. Botella es más cartel. Ahora que ella se va su marido vuelve. Es como si en casa se dieran relevos para mantener a alguien siempre en la primera fila mientras el otro se queda en la reserva, por conservar la frescura, o la capacidad de sacudir el árbol del partido.

Montoro, no se acuerda
Le han pitado los oídos. La primera víctima de la comparecencia de Aznar es ese Montoro de memoria frágil, que dice que en época de Josemari no se bajaron los impuestos. ¡Ya lo creo! El mandoble que le dio su presidente de honor fue sonoro, contundente, radical. Le dejó la cara como un cromo. Y después vinieron los diarios económicos a decir que, según los expertos, es ahora cuando hay que recortar la presión fiscal. ¡Hacerlo ya!, dijo Aznar, y los que firman algunos comentarios de altura en los diarios le dan la razón. Se la da también Laffer, el que dio nombre a esa curva famosa que dice que a menos impuestos más recaudación. Laffer dice que el mejor gobierno de la democracia española ha sido el de Aznar, y eso lo utilizan algunos para seguir sacudiendo a Rajoy, a su célebre indolencia, a su capacidad estoica de mirar para otro lado cuando le llueven los problemas.

Zapatero, por un día
Ya se lo decía: semana de regresos. Y es que hay cola en las puertas del purgatorio, y cuando uno se escapa vienen todos detrás. Zapatero se ha presentado en Radio nacional para estrenar la colaboración de Luis del Olmo, que Luis ha querido decir con esta entrevista que va a su aire y que no le van a decir a quién tiene que entrevistas. Pero lo cierto es que era un diálogo de dos que ya no están, o que se han marchado. Luis sacando del purgatorio a José Luis ha hecho una obra de caridad, un gesto como el de Eneas en la Eneida, cuando va a los infiernos a ver a su padre. Zapatero dice que él no se va a meter con ningún ex presidente del gobierno. Y como todo el mundo recuerda, el jamás se metió con Aznar cuando el Psoe ganó las elecciones y llegó al poder. ¡Nunca! Otro que tiene mala memoria. Los que regresan a la vida política son como zombies y no se acuerdan de lo que comieron ayer. NO aguantarían ni un mínimo repaso a la hemeroteca. Zapatero, con Luis del Olmo, nos pareció más “buenista” que el original.

Pons sobreactúa
Hay políticos que pierden credibilidad por el vicio de sobreactuar. Le ha pasado a González Pons. Algo debe de ocurrirle a este hombre, de normal tan comedido, tan templado, tan sereno, que ahora ha perdido los papeles. Estaba Esteban en un mitin de su partido, cuando abordó el problema de la violencia contra las mujeres. En unos días hemos tenido tres crímenes terribles. Y a Pons se le fue la mano y llamó hijos de puta a los maltratadores. Esto, que queda muy bien en el bar y en familia, queda fatal en los telediarios, porque indica una falta de control de los impulsos, y porque la tele suele castigar por excesiva la sobreactuación. No es que no merezcan ese calificativo los que golpean a las mujeres o las trituran a hachazos, no. Es que al político se le piden soluciones más que actitudes. Ya sabemos que el maltrato es un crimen execrable, hasta ahí llegamos todos. Lo difícil es ofrecer a la sociedad nuevos remedios para viejos males.

Garzón también regresa
Y otro que vuelve es Garzón, Baltasar. Ahí está Gaspar Llamazares allanando el camino del señor. Dice Gaspar que nadie como Garzón para luchar contra la corrupción. Y uno piensa que un juez que ha sido condenado por prevaricación debe de tener una buena experiencia que aportar a la política. El juez ya lo intentó con el Psoe y salió escaldado cuando González le dejo aparte. Ahora vuelve en las galeras de Izquierda Unida, o sea en el Partido Comunista. Es de suponer que aspirar a un lugar en el congreso de los diputados, a una tribuna en la que orar, y no a mucho más, porque si alguna vez se da una coalición de las izquierdas no es fácil que los socialistas le den un puesto en el gobierno. En unos días parece que vuelven todos los que se fueron, y eso nos da un indicio fuerte y poderoso de lo mal que están las cosas, y de la poca fe que se tiene en una clase política que tiene poco crédito.

Neymar, al Barcelona
Se lo han quitado a Florentino, que ha llegado tarde, a pesar de que el Marca lo dio por cerrado para los blancos. El brasileño ha firmado con el Barcelona, a pesar de las advertencias de Cruyff, de que no es bueno poner “dos gallos en el mismo corral”. Es posible que el tiempo le de la razón. Lo cierto es que en los fichajes los catalanes llevan ventaja, y que la situación del Madrid, a punto de convocar elecciones para relevar a Florentino o para sostenerlo, augura un año de transición para recomponer la figura, descompuesta por un Mourinho que se va, dejando tras de si un profundo rastro de paz.

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