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La gran revancha de Rajoy

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
14/11/2011.- Mariano Rajoy está a punto de lograr el sueño de su vida que incluye cobrarse la revancha de los disgustos y sinsabores de las derrotas sufridas en 2004, para sorpresa de él mismo, y en 2008, frente a un candidato que en principio no parecía excesivamente peligroso, “Bambi” Zapatero.
La larga travesía del desierto que el líder del PP ha tenido que recorrer en los últimos ocho años han demostrado que tienen la suficiente sangre fría como para esperar a su gran oportunidad que no ha sido otra que sentarse a la puerta de su casa para ver pasar el cadáver de su enemigo, como dice el viejo proverbio árabe. Sin embargo, repasando la historia de los anteriores presidentes que ha habido en la democracia española, la realidad es que todo ellos, excepto el primero Adolfo Suárez, han tenido que “chupar” banquillo durante dos legislaturas, al menos, para conseguir su propósito de llegar a La Moncloa. Felipe González perdió en 1977 y en 1979 para luego conseguir una victoria total, con 202 escaños, frente a una UCD deshecha y una Alianza Popular de Fraga que no daba la talla.

Lo mismo le ocurrió a José María Aznar, que tras ponerse al frente del nuevo Partido Popular, formado con los restos de AP y UCD, tuvo que jugar a perdedor en dos elecciones, 1989 y 1993, para imponerse por la mínima en 1996 y obligándole a hablar catalán en la intimidad para obtener los votos de CiU que le hacían falta para gobernar. Eso sí, en el año 2000 se tomó su revancha con una mayoría absoluta que hizo pensar a muchos que la victoria de la derecha en los siguientes comicios era imparable, pero su decidido apoyo a George Bush y a la Guerra de Irak provocaron un terremoto en la sociedad española que llegó a afectar a las propias filas del Partido Popular, dividido también por el problema de la sucesión de Aznar que acabó escogiendo a Mariano Rajoy frente a otros caandidatos que parecía que podían tener más tirón popular como Rodrigo Rato o Alberto Ruiz Gallardón, el eterno candidato del centro derecha español.

Justamente y según todas las encuestas van a ser los votos de los madrileños y el trabajo de Esperanza Aguirre y del alcalde de Madrid, los que pueden proporcionar a Mariano Rajoy esa victoria histórica que podría acercar al PP a los 200 escaños y a un auténtico baño de votos parecido al que Felipe González dio a Leopoldo Calvo Sotelo en 1982. Los vaticinos de los expertos auguran al PP en Madrid entre 21 y 22 escaños, lo que dejaría al PSOE en once o doce con la presencia importante, pero testimonial, de IU y de UPyD, que estarían entre dos y tres para cada formación.

Madrid, junto a Valencia, donde el PP parece que también va a arrollar con 20 diputados frente a los 11 del PSOE, pueden llevar a Rajoy a conseguir esa victoria histórica que hace cuatro años nadie soñaba en el propio Partido Popular, cuando el líder del PP salió al balcón de Génova cariacontecido e incluso dando a entender que abandonaba la partida, cosa que rectificó a los pocos
días para disolver con suavidad pero muy firmemente la rebelión interna que la derrota de marzo de 2008 había desatado en una parte de su partido.

El 20-N confirmará también, a pesar de todos los intentos del 15-M, la consolidaación del bipartidismos que ha sido una constante desde que la Izquieda Unida de Anguita consiguiera 21 diputados en 1996. Los leves aumentos de IU y de UPyD no parecen que vayan a poner en peligro el protagonismo, para muchos excesivo del PSOE y del PP. Una de las cosas más curiosa de las elecciones de la democracia es la enorme cantidad de candidaturas que se presentan - 92 en 2008- de las que tan solo entre 10 o 12 obtienen alguna representación e incluso varias de ellas que no tienen ni siquiera el voto de los miembros de su lista por lo que se ve.