El homenaje de las apariencias

Para que una persona tan sensata, tranquila y poco dada a meterse en líos como Vicente del Bosque se esté pensando el no acudir a recoger la insignia de oro del club de toda su vida, como es el Real Madrid, con la polémica que él sabe que puede generar esa decisión, es fácil imaginar el malestar que debe sentir el seleccionador nacional de fútbol con el presidente del club blanco, Florentino Pérez. Y es que al mal sabor de boca que le dejó su salida de la entidad un día después de ganar el título de liga en 2003, justificada por el entonces director general, Jorge Valdano, con el peregrino argumento de que necesitaban un técnico ”de otro perfil”, se suma ahora su percepción de que el homenaje anunciado llega tarde y un poco forzado por guardar las apariencias.

El título mundial logrado por España situó al máximo mandatario merengue en una posición incómoda tras comprobar como le empezaban a llegar al técnico salmantino reconocimientos por todo el país. No debe ser un trago fácil de digerir para Pérez tener que entregar una distinción al entrenador del que prescindió y que se lo estén recordando continuamente, pero cada semana que ha pasado sin tomar esa decisión el “dolor” de Vicente por el olvido del club de toda su vida ha aumentado exponencialmente. En condiciones normales el Real Madrid debería haber sido el primero en festejar y reconocer los méritos de uno de los suyos, pero al final va a ser el último de la lista.

Sin embargo, y a pesar de estos antecedentes, me cuesta mucho pensar que finalmente Del Bosque no acuda al acto, algo que además, algunos madridistas verían más como un feo a la institución que a su presidente, como ya se ha podido comprobar estos últimos días en varios comentarios de aficionados. Intuyo que al seleccionador le podrá más pensar en la importancia que supone recibir el reconocimiento de su club, que el quién se lo entregue puntalmente. Y pensar que si él puede estar incómodo, otros lo pueden estar aún más.