Aumenta el descontento en las filas socialistas por el "caso Rollán"

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
“El partido todavía no está jugado”. Con esa frase explican muchos dirigentes socialistas madrileños la situación que se vive en el seno interno de esta formación por el “caso Rollán”, un tema en el que aparentemente Tomás Gómez ha vuelto a tumbarle la mano a la dirección Federal del PSOE, partidaria, o así se apreció en un principio, de apartar del cargo a la actual secretaria de Organización del PSM, tras ser condenada por prevaricación por un asunto urbanístico de su etapa como alcaldesa de Torrejón de Ardoz.

Quienes defienden la necesidad, “urgente”, de que Trinidad Rollán deje de formar parte de la dirección regional mantienen que Ferraz no ha dicho todavía la última palabra en un asunto sobre el que se ha pronunciado prácticamente toda la cúpula del PSOE: José Blanco, Marcelino Iglesias o Ramón Jáuregui, además de presidentes autonómicos como el de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, este último para reclamar abiertamente el “sacrificio”, poco menos que en plaza pública, de Rollán.

Mientras en el PSM crecen las críticas, eso sí de puertas a dentro (José Quintana, ex alcalde de Fuenlabrada, está ejerciendo de apagafuegos), a la decisión de Gómez de mantener contra viento y marea a su mano derecha, la perplejidad acompaña a muchos dirigentes (sobre todo de aquellos que apostaron por Trinidad Jiménez en las primarias) a la hora de valorar la postura del PSOE Federal en esta polémica. No se termina de entender que Ferraz pusiera primero en solfa la continuidad de Rollán (el propio Jáuregui se manifestó al respecto), para a renglón seguido dejar manos libres al líder madrileño.

Para los más duchos en el asunto, ese dejar hacer de la dirección nacional no es nada más que una forma de continuar dando soga al secretario general del PSM para que él mismo, sin saberlo, haga el lazo donde queden definitivamente ahogadas sus ambiciones políticas, teniendo como parece tenerse la convicción de que Gómez se estrellará en las urnas el próximo mes de mayo. Se trataría pues de pintar el peor escenario posible (algo que Gómez también lleva a cabo en algunos municipios) antes de la cita electoral de las municipales y autonómicas.

La estrategia del Federal por chocante que parezca está favoreciendo que germine, incluso entre quienes le apoyaron en las primarias, el descontento hacia Gómez y sobre todo hacia la propia Rollán, a quien, por otra parte, muchos dirigentes del PSM se la tienen jurada por las actuaciones que ha protagonizado como secretaria de Organización del PSOE madrileño, véase la eterna gestora impuesta a la militancia de Móstoles, las intervenciones manu militari en Leganés o los enfrentamientos con el alcalde de Getafe, Pedro Castro.

La numantina cerrazón del líder del PSM a prescindir de su número dos le está adentrando en un laberinto en el que, según se cuenta en el socialismo madrileño, Gómez puede terminar perdiéndose. La realidad es que el secretario general del PSOE de Madrid está dejando al descubierto el escaso margen de maniobra que tiene, ya que su círculo de confianza es muy limitado. En ese núcleo duro, de lealtades inquebrantables que demanda el jefe de filas del socialismo madrileño, estarían la propia Rollán, Maru Menéndez, José Cepeda y Noelia Martínez, así como Rosa Alcalá y Wilfredo Jurado, antiguo miembro de su equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Parla y abogado defensor de la ex alcaldesa de Torrejón. Con el resto de dirigentes, aunque estén en su órbita, Gómez no termina de sentirse cómodo.
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