Blanco versus Gómez y el “sufflé” de las listas
jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Varios problemas están retrasando la confección de las listas del PSOE de Madrid: una de ellas ha sido el tema judicial de la secretaria de Organización del PSM, Trinidad Rollán, llamada a ser la número dos de la candidatura de Tomás Gómez y a la que el Federal ha apartado definitivamente de la carrera electoral (sentencia que ha recurrido). Una circunstancia que va a obligar al candidato a la Comunidad de Madrid a modificar sustancialmente sus planes, entre los cuales, al parecer, estaba situar a la actual portavoz de la Asamblea madrileña, Maru Menéndez, como número dos de la lista de Jaime Lissavetzky al Ayuntamiento capitalino. (Tras el abandono de Rollán, lo más posible es que Menéndez permanezca como fiel escudera de Gómez).
El otro gran problema es, ni más ni menos, que la pugna entre el socialismo madrileño y Ferraz, más de los primeros que de los segundos, por controlar los carteles electorales en los grandes municipios de la región. Lo cierto es que el “soufflé” de las listas electorales del PSOE madrileño, como las califica Jaime Lissavetzky, no termina de tomar altura debido a la difícil, casi imposible, simbiosis de los intereses en una misma candidatura de los “tomasistas” y los de ese sector crítico llamado del 46%. Ni unos ni otros quieren descubrir sus cartas, o lo que es lo mismo el Federal espera a ver lo que hará Tomás Gómez con su propia lista para jugar la partida en los municipios, mientras que el líder del PSM quiere ganar tiempo y cerrar el resto de carteles electorales antes de dar a conocer que nombres le acompañarán en su aventura autonómica.
Este tira y afloja, junto a las irreconciliables diferencias, vendettas y guerras intestinas que las famosas primarias han dejado en las agrupaciones locales, ha llevado al comité de listas federal a ampliar el plazo de presentación de los carteles electorales hasta el diez de febrero, cuando el plazo expiraba el 23 de enero.
Ello da idea, pese a que todos lo nieguen, de la magnitud de la batalla que se libra en el PSM por los nombre que conformarán las listas de este partido en los comicios municipales y autonómicos. Ferraz, o si se prefiere José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba vía Antonio Hernando, espera ojo avizor el cartel que presente Tomás Gómez para la Comunidad de Madrid en los comicios de mayo, con el fin de comprobar el grado de integración que está dispuesto a llevar a cabo el líder del PSM respecto a sus opositores y obrar en consecuencia, a través de los alcaldes y dirigentes que integran ese 46% que apoyaron la “causa” de Trinidad Jiménez.
Es decir, si el jefe de filas del “tomasismo” no da cabida a los críticos, tal y como ha hecho con el Comité Electoral de su campaña, estos harán lo propio en las listas de los municipios y la del Ayuntamiento de Madrid, en la que Gómez, según se rumorea, pretendería colocar, haciendo valer su condición de secretario general de Madrid, de número dos de Lissavetzky a la actual portavoz de la Asamblea regional, Maru Menéndez.
Las presiones de Gómez, por vía interpuesta de la secretaria de Organización del PSM, Trinidad Rollán, a los líderes que no le son afines estarían siendo, tal y como las califican los afectados, “brutales”. Ejemplo de ello es el fuego cruzado y fraticida que está teniendo lugar estos días en el socialismo de Leganés.
Pese a que el actual alcalde y candidato a la reelección, Rafael Gómez Montoya, resolvió con solvencia el último envite de su oponente, la “tomasista” Laura Oliva, logrando que la suya fuera la lista más votada por la militancia (ha sido el primero en tener su cartel electoral cerrado), ello no le ha librado de las andanadas de la dirección regional.
La propia Rollán, reunida el pasado viernes siete de enero con el regidor, habría dejado claro a Gómez Montoya la intención del PSM de pergeñar la candidatura de esta localidad, con el fin de dar cabida en ella, entre otros, a Oliva, quien, al igual que el resto de sus seguidores, quedó excluida de la lista del alcalde al presentar la suya propia.
La secretaria general de esta agrupación amenaza con dimitir del cargo si no se da cabida en la lista a sus partidarios, lo que puede derivar, aunque la cúpula del PSM lo rechaza, en la creación de una gestora. Una situación política excesivamente familiar a la militancia de Móstoles, sin dirección local prácticamente desde el inicio de la legislatura. El socialismo mostolense por no tener, no tiene siquiera un posible candidato a las municipales (su actual portavoz en el Ayuntamiento, la “tomasista” Paz Martín, está en minoría), pese a estar prácticamente en campaña todos los partidos y faltando sólo cuatro meses de la cita con las urnas.
Tampoco le está resultando fácil al alcalde de Getafe, Pedro Castro, a quien hay que recordar que Tomás Gómez llegó a pedirle la dimisión, confeccionar una lista con una agrupación dividida y en la que el secretario de Organización y tomasista, Vitoriano Gómez, está enfrentado al regidor.
Castro ha admitido presiones por parte de la dirección regional, aunque de puertas para fuera quita hierro a la situación escudándose en su buena relación personal, no así política, con su secretario general. Internamente es otro cantar, pues las maniobras para desestabilizar el líderazgo del alcalde continúan, sobre todo para hacer fracasar el relevo en la lista de Sara Hernández, actual número dos del grupo municipal.
El alcalde de Getafe y candidato a la reelección parece tener el paraguas de Ferraz para sacar adelante su propuesta, de ahí que en este municipio sea quizá donde más claramente se puede apreciar el pulso que mantiene el PSOE Federal y Tomás Gómez.