20/05/2010.- Reunir a sesenta jefes de Estado y de Gobierno es, de por sí, un éxito, aunque se hayan producido ausencias significativas. Que además, la presencia de tanto prócer se haya desarrollado sin incidente diplomático (más allá de alguna salida de pata de banco impropia del momento y del lugar que ha servido a algún político cansino para culpar a Zapatero de lo que sea) lo es mucho más. Sin embargo, poco en lo que hace a acuerdos concretos que, por lo demás, no pueden darse en la medida en que América Latina y el Caribe no tienen una voz común. No obstante, son de valor sin duda los acuerdos alcanzados con México, Brasil y Chile, así como con los países de América Central en materia de libre comercio, o con Colombia y Perú también en el ámbito comercial. El resto, grandes y nobles palabras sobre todo lo que pudiera ser importante para el género humano.
El martes 18 fue un día dulce para la Presidencia de turno española. A lo anterior cabe añadir que la Unión Europea decidió tomar como referencia el modelo español de trasplantes para elaborar la directiva que se aprueba en las horas en que escribo estas líneas. El modelo español hace posible una tasa de donantes muy superior a la media europea, de manera que la nueva norma debería colaborar a ahorrar 20.000 vidas al año en toda la Unión.
En Bruselas, la vicepresidenta Salgado presentó ante el Consejo el plan de austeridad español y sus colegas le dieron el visto bueno, aunque seguimos bajo la lupa que sostiene el comisario Rehn. El Consejo, como es preceptivo, lo presidía Elena Salgado, de manera que hay que considerar también como un pequeño éxito el modo como esta mujer lidia los marrones.
La Unión asimismo nos dio el martes una buena noticia. Parece que, además de armarse con el fondo de rescate para países en grave situación, el Ecofín ha decidido pasar al ataque y regular estrictamente tanto los fondos especulativos (hedge funds) como los de capital riesgo; en la vanguardia, Merkel toma la delantera y anuncia que propondrá al G-20 el mes que viene, la creación de una tasa sobre los mercados financieros.
Y, además, a Garzón le dejan poner tierra de por medio.
¿Qué más se puede pedir?