RAFAEL G. PARRA

Larga vida activa a los parados

Jueves 02 de octubre de 2014

02/02/2010.- La última ocurrencia del ministro Celestino Corbacho, alargar la vida activa de los españoles hasta los 67 años, tienen más que ver con una sociedad de pleno empleo que con un país en crisis. Como diría mi abuela, desvestir a un santo para vestir a otro. Para arreglar el déficit futuro de la Seguridad Social se decide jubilar a los trabajadores más tarde.



Si tenemos en cuenta que en la actualidad hay más de 4 millones de parados, es decir casi la quinta parte de la población activa, eso quiere decir que una parte de la solución pasa por mantener en el paro –posiblemente sin prestación o con una muy pequeña- a esa parte de la sociedad española que pasará inmediatamente a ser tercermundista.

No parece una buena solución en una sociedad que necesita un cambio de modelo productivo como el comer, lo que supone que gran parte de los trabajadores del antiguo modelo ya no van a poder adaptarse al nuevo, y que “goza” en estos momentos con una edad media de jubilación a los 62 años, precisamente porque las grandes empresas han utilizado el truco de jubilar en vez de despedir a los empleados más veteranos. ¿Qué se va a hacer con esos españoles que tienen más de 50 años y muy pocas posibilidades de reciclarse en la vida laboral. La jubilación anticipada era una solución mala, pero factible, ahora se les obligará a seguir en el paro de larga duración.

Alargar la vida laboral es posible en un tipo de sociedad con empleos más intelectuales y menos manuales, lo que implicaría que España dejase de depender, por lo menos en el empleo, de la construcción para dedicarse a las ciencias informáticas, las telecomunicaciones o la biomedicina, por poner un ejemplo. Y con muchas dudas porque también en estas profesiones el tiempo va mucho más rápido que la capacidad de acomodación de los trabajadores por muy intelectuales que sean. Un catedrático de telecomunicaciones puede quedarse obsoleto en cuestiones de pocos años o un cirujano no poder adaptarse a las técnicas más revolucionarias. Tenemos ejemplos concretos ya en profesiones que se jubilan a  los 70 años como jueces o catedráticos y que en muchos casos se han convertido en “tapones” para la renovación profesional.

Es verdad que el alargamiento de la vida es un hecho real y que enviar a casa a personas con 65 años que tienen buena salud y que están en plenas facultades mentales, pero tendría que hacerse de una manera voluntaria y de acuerdo a las necesidades de la propia sociedad, no en función de la situación de las arcas de la Seguridad social, porque al final las soluciones economicistas se han demostrado que no llevan a ninguna parte y acaban volviéndose contra los países que las han puesto en marcha. Ideas como mejorar en dos puntos por año las pensiones de las personas que acepten alargar  voluntariamente la vida laboral u otros incentivos también económicos pero mucho más racionales solucionarían problemas que se van a presentar de seguro en profesiones manuales donde es prácticamente imposible pedirle a un peón albañil que siga subiéndose a un andamio a los 67 años.

as primeras reacciones en el seno del PSOE se han empezado a notar todavía muy suavemente. El presidente castellano manchego, José María Barreda, que quiere seguir gobernando en 2011 ya le ha pedido públicamente a Zapatero que cuando acabe su semestre europeo se ocupe de España y remodele su Gobierno eliminando ministerios para dar esa sensación de ahorro que ahora la principal Administración Pública no está dando manteniendo departamentos que han ido perdiendo sentido y sólo se justificaban en la época de vacas gordas. El propio Congreso ya le pidió al presidente del Gobierno que prescindiera al menos de tres ministerios y seguramente de la nueva vicepresidencia que se inventó hace menos de un año para darle una salida al ex presidente andaluz, Manuel Chaves. Una de las claves de la crisis futura del PSOE va a ser la poca o nula crítica interna que ha tenido Zapatero en su mandato, rodeándose de personas que prácticamente le deben todo lo que son y cuya presencia al frente de Ministerios y otros altos organismos no se justificaba por su currículo profesional.


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