OPINION

Invitados de última hora

Jueves 02 de octubre de 2014

Todas las encuestas que manejan el PP como el PSOE les avisan de que tendrán que alcanzar acuerdos con UpyD tanto en municipales como en regionales, que es la cita que se aventura en el horizonte inmediato.



En el GPS de Zapatero y de Rajoy hay un punto que brilla de manera intermitente y que les condiciona la ruta; ellos lo saben aunque de momento prefieren hablar de “tráfico fluido aunque intenso”, (en lenguaje de portavoz de la DGT). Mientras lo de la recuperación económica en el 2010 está por ver, lo de Rosa Díez en el 2011 es una realidad a tener en cuenta. Por un lado capta el voto del desencanto de las dos grandes formaciones, y por otro muestra el atractivo de ser una formación de nueva hornada, eso sí con idénticos problemas de luchas internas de poder como sucede en todo gran partido, (Díez no tiene a una De Cospedal, o a una Pajín que le pastoree el lado oscuro). Los vaivenes del poder se notan y eso que todavía no lo han alcanzado; ya lo dijo el que fue su candidato por Madrid, Mikel Buesa, antes de abandonar el puesto: “me marcho porque no entré en UPyD para hacer reverencias a Rosa Díez”. UPyD que nació con vocación de marcar otra tendencia dentro de la política, acusa también los defectos de las luchas cainitas. Quizá toda formación política que aspire a ser una fuerza dominante se vea arrastrada por aquello que Maurice Duverger definió como “La Ley de Bronce de las Oligarquías” y que reproduce las turbulencias que se dan a medida que uno sube en la estructura de un partido, independiente del color político del que se trate. Por lo tanto Rosa Díez tiene mejor futuro en la medida en la que sea capaz de limar asperezas y no caer en los mismos vicios que ella denuncia de PSOE y de PP, (ya se sabe que el personal no vota segundas marcas). Lo cierto es que a los grandes les hace daño puesto que ninguno se atreve a desvelar qué fuerza tiene UPyD en las encuestas locales y regionales, sobre todo por no adelantar posibles pactos de gobierno que sin duda se van a dar. En Madrid se podría dar el caso de que Díez sirviera de bisagra tanto para el PSM como para el PP en la Comunidad.

Cuestión distinta le ocurre a Cayo Lara, el líder de Izquierda Unida hereda una formación en crisis pero con un sistema local bien implantado, en Andalucía no pocos ayuntamientos socialistas lo son gracias a acuerdos de reciprocidad logrados con IU. Cayo Lara marca un estilo muy distinto al de Gaspar Llamazares, para empezar maneja un lenguaje agrario parecido al que tenía Julio Anguita cuando hablaba de la política como el arte de tener paciencia para sembrar y luego esperar a que brotara la cosecha. Anguita hacía referencia a un sentido del tiempo que venía de la época de los Omeyas, y Cayo Lara lo traduce al sentimiento de un campesino manchego, experiencia que le viene por haber sido alcalde de Argamasilla de Alba y líder agrario a su vez. Sus últimos movimientos dentro de IU están por sanear la espina dorsal de la coalición que siempre fue un partido con aspiraciones en todo el territorio nacional, y aún en sus horas más maltrechas no deja de ser la tercera fuerza política de España, (hasta que se mida en el campo del honor de las urnas con las huestes de Rosa Díez). A su favor, Cayo Lara cuenta con el atractivo del discurso del hombre de campo al que tanto partido le sacó Peter Seller en “Bienvenido Mister Chance”. Eso sí, tendrá que ver qué hace con ayuntamientos como Córdoba y Sevilla, en el primero gobierna IU por un pacto alcanzado con el PSOE andaluz, (pero Rosa Aguilar le abandonó nada más llegar Cayo a la coordinación general, una traición que escuece), y en Sevilla el PSOE se apoya en votos prestados por IU. El mapa de las grandes capitales andaluzas podría cambiar y en ese río revuelto el PP ganaría varas de mando.

Ambos, Díez y Lara, son los invitados de última hora en esta mesa de la política nacional que tan agitada anda, en su peor sentido, por culpa de los dos grandes partidos que esta legislatura no han sido capaces de ventilar sus asuntos sin caer en heridas de extrema gravedad. En ese aspecto, tanto Rosa como Cayo pueden presentarse ante la sociedad libres de todo “gúrteles”, de todo espanto y de todo traje sin pagar. En la capacidad por mostrar su poder de seducción está su futuro político y su fuerza negociadora. También es cierto que no cuentan con el apoyo de los medios que sí tienen las formaciones tradicionales, pero en la medida en la que puedan tocar poder real y con ello manejar publicidad institucional, se notará cómo les sonríen las portadas.

Lo único que les une es la novedad, a partir de ahí esta pareja podría grabar un cd de “Ella Baila Sola” puesto que no tienen nada que ver, aunque coinciden en algunos estribillos. A Rosa Díez le falta ideología, y a Cayo Lara le sobra lastre de errores tomados en época de Gaspar Llamazares; sin embargo cuenta con el apoyo de la espina dorsal del PCE que en época de crisis económica vuelve a ser tenido en cuenta.

Si mantienen el timón sereno y no sufren vientos huracanados, esta pareja tiene mucho que contar durante el 2010.


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