OPINION

Un dúo emergente

Jueves 02 de octubre de 2014

Patxi Lopez en Euskadi y Alberto Nuñez Feijoó en Galicia han sido dos alegrías para sus respectivos partidos, PSE-PSOE y PP respectivamente. López, con el apoyo del PP, ha logrado cambiar el sino político del País Vasco, de manera que después de treinta años, el PNV ha quedado desalojado del poder pese a haber revalidado su posición de primera fuerza política. En Galicia, Nuñez Feijoo, con la colaboración inestimable de un Rajoy que se volcó sin condiciones en una campaña sin precedentes, logró por su parte que el bipartito entre socialistas y nacionalistas del BNG se haya convertido en un acontecimiento fugaz y de paso poner encima de la mesa de Rodriguez Zapatero una primera derrota “votar a Touriño es votarme a mi”, llegó a decir el jefe del Ejecutivo.



El País Vasco no es Galicia ni Patxi López gobierna con la comodidad de Nuñez Feijoo. López puso la música en su discurso del cambio al que el PP le puso letra. Y lo que parecía imposible se produjo, de manera que música y letra encajaron y hoy el gobierno socialista del País Vasco afronta una política de cambio que para que, de verdad, no admita marcha atrás no puede ocurrir lo de Galicia; es decir el Gobierno de Patxi Lopez no puede ser un gobierno tan fugaz cómo el de Pérez Touriño.

Hoy Patxi Lopez gobierna una autonomía en la que una buena parte de la opinión pública está enviciada con los modos y maneras nacionalistas siendo un ejemplo claro de ello lo que es considerado cómo una auténtica campaña en contra de EITB cuyo director general Alberto Surio se ha convertido en una diana de crítica permanente. Además no faltan las movilizaciones -cada vez con menos éxito- de los entornos más próximos a ETA ante la decidida actuación policial y judicial .

Por si faltara algún frente al que atender, resulta que el PSOE; es decir José Luis Rodriguez Zapatero necesita al PNV, de manera que de aquel PNV casi ahogado en si mismo, hemos pasado a un PNV con una cuota de protagonismo que ni ellos mismos calculaban y con una capacidad de influencia que en absoluto beneficia al Gobierno de López. El último episodio y bien significativo es el relativo a la negociación sobre el traspaso de las políticas activas de empleo. Se han entrado los socialistas vascos que el PNV y el PSOE han firmado una cláusula según la cual el PNV tendría derecho de veto al acuerdo al que se alcanzara. El término “veto” ha sido desmentido por el portavoz Alonso quien indica que el compromiso con el PNV es solo de información puntual. En cualquier caso, desde el Ejecutivo vasco ya se ha levantado la voz y han advertido de que solo se admitirá la transferencia en condiciones que “sean positivas para la ciudadanía”, al mismo tiempo que han puesto encima de la mesa lo que consideran “chantaje” del PNV. El Presidente del PP vasco Antonio Basagoiti, cuya apuesta por el pacto es inequívoca, ha indicado que este “goza de buena salud mientras Zapatero no quiera lo contrario”. Todo lo que sea por parte del PSOE dar oxigeno al PNV es debilitar al Gobierno vasco ante la opinión pública vasa. Unos para alegrarse de lo que consideran “ninguneo” y otros para lamentar que en Madrid no se acabe de calibrar la importancia y la dificultad que entraña gobernar Euskadi.

Patxi López no lo tiene fácil. Las fuerzas nacionalistas se están preparando para las elecciones municipales. A la espera de la suerte que pueda correr la izquierda abertzale que trata de manera desesperada de estar presente en los comicios municipales y forales, todos se preparan desde ya mismo para lograr que este primer test ciudadano sea un test de desaprobación al ejecutivo de López. Por muy dispares que sean los comicios autonómicos y municipales, los propios socialistas y el PP son conscientes de que la lectura final que se hará será sin duda en relación al Gobierno.

Para fortuna de Nuñez Feijoo, su situación en bastante más llevadera que la de Patxi Lopez. Tiene mayoría absoluta y enfrente tiene una oposición que no parece estar muy unida y un PSOE que pese a las alegrías de Leyre Pajin tiene que acomodarse a estar en la Oposición después de una experiencia de bipartidismo muy poco gratificante.

Nuñez Feijoo se sabe de los “predilectos” de Rajoy y cuando se mira a si mismo, aunque su amor sea Galicia, cómo él dice, reconoce en su figura un alcance nacional y es que realmente lo tiene, entre otras razones porque ha sido uno de los barones que mejor ha sabido navegar por las procelosas aguas del PP, embarrancado en el Gurtell, en la Caja de Madrid y en si Rajoy es o no líder. Feijoó cómo en cierto modo su compañero vasco Antonio Basagoiti representan una “nueva mirada” sobre el PP y el centro derecha española y eso a Feijoó le da un alcance político que ya es vox populi en los pasillos de Génova. De hecho en la sede nacional de los populares ya se manejan encuestas bien recientes en las que de haber hoy elecciones autonómicas en Galicia el PP revalidaría mayoría absoluta sumando , además, otros dos escaños.

No cabe duda que por el Norte han llegado aires nuevos tanto al PSOE cómo al PP en las figuras de Patxi López y Alberto Nuñez Feijoó respectivamente. Las circunstancias hacen pensar que los vientos favorables están más del lado de Feijoó que de López. Rajoy no va a poner en peligro ni va a debilitar al gobierno gallego, pero López sabe que el PSOE necesita apoyo y ya ha comprobado que Zapatero no duda en acudir a la oposición a su propio gobierno cuando de lograr algo se trata. Ocurrió con Ciu -oposición a Montilla- para cerrar de noche y sin previo aviso el Estatuto catalán y parece que puede estar comenzado a ocurrir con el PNV y ante esta eventualidad Patxi López debe hacer oir su voz y su autoridad para que este dúo surgido del norte no se trunque por el flanco vasco. Estos dos cincuentones han sido la gran novedad de la política doméstica. Superada la novedad ahora toca la consolidación.