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Aguirre y Aznar retan a Bárcenas

Jueves 02 de octubre de 2014
No lo han dudado ni un momento. La pre-sidenta madrileña y el ex presidente del Gobierno y del Partido Popular han reta-do al tesorero del PP a que haga públicos cuantos datos tenga de ellos. Es el mejor de los contraataques ante el atisbo de presión y chantaje que podía extenderse dentro del primer partido de la oposición.Esperanza Aguirre y José María Aznar lo tienen muy cla-ro: si en los medios de comunicación aparece que Luís Barce-nas se ha llevado varios dossier a su casa desde la sede de la calle Génova y que amenaza con ellos a Mariano Rajoy para que no lo cese como tesorero ante el cariz que va tomando la investigación judicial y policial sobre su persona en todo el entramo del caso Gurtel, ellos no pueden, ni deben, ni están dispuestos a convertirse en moneda de cambio y que se ponga en duda su honorabilidad.El tesorero nacional de los populares sólo cuen-ta en estos momentos con el apoyo decre-ciente de Rajoy, de Javier Arenas y de Ana Mato – tal y como reflejan algunos de los asistentes al cónclave de La Granja – y es muy difícil que se mantenga en los próximos días. El propio Bárcenas ha acep-tado que si el Tribunal Supremo pide el suplicato-rio a la Cortes para impu-tarle cargos relacionados con el conglomerado de Francisco Correa, dimitirá de inmediato. El problema está en que lo mejor para su partido y para el presidente de su partido sería que se adelantara a esa hipótesis y abandonara su cargo, evitan-do la creciente presión política que está soportando Mariano Rajoy desde que apareció su nombre ligado al escándalo.¿Qué es lo que contiene a uno y otro para no tomar decisiones drásticas?. En el caso de Bárce-nas es lógico que no quiera que-darse sin su protección de aforado y que intente resistir hasta el final exigiendo al partido que lo apoye frente a todos y en todos los momentos. No lo está logrando y son cada vez más las voces que le piden y hasta exigen su renuncia, la primera de ellas la de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal. ¿Y en el caso de Rajoy?. La situación se complica: si le pide o exige a Bárcenas su dimisión ante las acusaciones formales que le hagan desde el Tribunal Supremo, ¿ qué hace entonces con otros dirigentes del partido, como por ejemplo con el presidente de la Comunidad valenciana si el Tribunal Superior de Justicia le procesa finalmente por cohecho impropio pasivo?.
La situación del presidente del Partido Popular es difí-cil: cuando acaba de ganar en Galicia, cuando acaba de conseguir en Euskadi un poder que los populares no han tenido nunca, cuando acaba de ganar las elecciones europeas y cuando todas las encuestas sitúan a su partido tres o cuatro puntos por encima de los socialistas a causa de los estragos que la crisis económica está causando en la formación que lide-ra Rodríguez Zapatero, el caso de corrupción basado en las prebendas que se han movido en torno al caso Gurtel y varios dirigentes de su partido aparece una y otra vez como un fan-tasma que amenazara su porvenir.Si alguien controla las cuentas de los partidos y los ingresos y gastos de todo tipo que se producen en su seno, ese es el tesorero. Y las cuentas de todas las formaciones políticas tienen enormes agujeros sin justificar. Gastan más de lo que ingresan, y las arcas partidistas necesitan recaudar de muchas fuentes pues las cotizaciones de los militantes y las ayudas del estado no son suficientes. Esas personas que controlan los dineros, al cabo de cierto tiempo – y Bárcenas lleva mucho en el cargo – tienen en su poder una serie de “armas de disuasión” que pueden tener la tentación de usar ante la aparición de problemas políticos y personales.La lista de casos sería enorme a todos los niveles, desde las Administraciones municipales a la del estado; desde los parti-dos llamados nacionales a los autonómicos y nacionalistas; des-de la derecha a la izquier-da. Cuando no se recauda de una forma suficiente, se recurren a atajos que resultan peligrosos y que pueden estallar en cual-quier momento. Y siem-pre las “bombas” apare-cen de la misma forma y con los mismos obje-tivos por parte del que dice poseerla: “si me alcanza a mi la onda expansiva del escán-dalo x, que me afecta de forma personal, me llevo por delan-te a unos cuantos” de los que hasta ese momento pasaban por ser sus amigos o compañeros.¿Método de pre-sión, chantaje, ins-tinto de supervi-vencia? Sea cual sea la palabra elegida al final se produce el mis-mo desenlace: las amenazas ( estén apoyadas documentalmente o no ) sirven de poco cuando se hacen públicas y suelen llevar a quien las profiere a un hoyo más hondo del que había previsto. Es una de las características de nuestra democracia y recuer-do una frase de un ilustre abogado especializado en grandes casos:“ si hay que decir por motivos de seguridad y por la persona-lidad del atacado que un billete del Banco de España es falso, pues se dice que es falso, y toda la clase política lo apoyará”. Y el acusador se sentirá más solitario de lo que nunca se ha sentido en su vida.Reconozcamos que cuando el PP está mejor que nunca en estos últimos cinco años y su líder más seguro en su lideraz-go, la posición en que le coloca el tesorero de su partido es la peor posible. Puede que Rajoy quiera que le apoye el máximo número de dirigentes para quitarse esa carga de encima, pero el liderazgo exige que los problemas se afronten y se resuelvan con la decisión del que manda. Esconderse en el grupo no le ayudará. Y perderá más tiempo y se dañará más su imagen.


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