Jueves 02 de octubre de 2014
Quiero pensar que con el paso de las etapas y, sobre todo, con la llegada de las jornadas de montaña en el Tour de Francia, se irá comprobando la diferencias que deben existir entre Alberto Contador y su compañero de equipo, el siete veces ganador de la prueba gala, Lance Armstrong. Más le vale al de Pinto demostrarlo cuanto antes porque mucho me temo que como la cosa se mantenga igualada, puede tener al peor enemigo para el triunfo final en París en su mismo equipo.
Desde el mismo momento que el tejano anunció que volvía a competir tras estar tres años alejado de la élite y que lo hacía en el mismo equipo del madrileño, era de suponer que a Alberto le había surgido una sombra que le iba a perseguir durante todo el año. Hasta el punto de ver cuestionado su liderazgo en la escuadra, como se pudo comprobar cuando el director del Astana, Johan Bruyneel, dejó fuera de la formación para el Tour a Noval, el hombre de confianza de Contador, algo que hubiera sido inimaginable en cualquier otra formación, y ya en carrera, el día que no hizo nada para evitar que Alberto perdiera tiempo tras quedarse cortado en beneficio de Lance.
Con estas ayudas de los “amigos”, quien quiere enemigos, podría pensar el ciclista pinteño, que se ve obligado así a superar un nuevo reto de los muchos que ha tenido que afrontar en los últimos años, tanto dentro como fuera de las carreteras. Y seguro que no es el más difícil.