RAUL HERAS

Yolanda Díaz ofrece el liderazgo de Sumar a cambio de mantener el liderazgo electoral

Raúl Heras | Viernes 27 de diciembre de 2024

La vicepresidenta segunda del Gobierno y creadora del concepto político llamado Sumar, que no ha sido otra cosa desde que nació como plataforma en la que se integrara toda la izquierda alternativa al socialismo de Pedro Sánchez, se dispone a realizar una última pirueta para mantenerse como rostro electoral de cara a futuras citas con las urnas. Yolanda Díaz está dispuesta a que los futuros órganos del partido “movimento Sumar” se dirijan con otros nombres, siempre con el de Urtasun como como protector de sus ambiciones.


Sumar será el partido que quería ser, pero sin los elementos que quería fagocitar en ese empeñó. Sumar parte de los diez escaños y la mínima representación territorial con la que cuenta. Más Madrid seguirá siendo Más Madrid, Compomís seguirá siendo Compromís, Més seguirá siendo Més y Podemos seguirá siendo Podemos. Hay y habrá más restos de aquella ilusión académica que nació tras el 15M, pero todo ese conjunto lo único que hará será restar fuerza a esa misma izquierda y servir de apoyo al omnipresente PSOE, con Pedro Sánchez o sin Pedro Sánchez. El caracter de alternativa ya hace mucho tiempo que desapareció del calendario.

Díaz es tan superviviente y tan resistente como el propio Sánchez. Los dos supeditan la estrategia de sus organizaciones a su propia estrategia personal. Y los dos están mejor vistos en el exterior que en el interior de sus formaciones. La gran diferencia es que el PSOE era, es y será el partido hegemónico de la socialdemocracia europea, tal y como reconocen dos de los grandes medios de comunicación anglosajones como son The Economist y The Guardian, mientras que todo el laberinto de Sumar ya se ha convertido en el mismo colador de intereses personales y territoriales que era antes de su nacimiento.

En el 2025 que se nos viene encima, tanto esa izquierda multicolor, como la derecha de dos rostros en la misma moneda, estará sometida a una realidad que debería causar la renuncia de casi toda la clase política. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, por segunda vez y tras estar declarado culpable y condenado por la Justicia, ha puesto sobre la mesa de las elecciones democráticas que los votantes, ese pueblo al que se recurre tras cuatro años para que ejerza de supuesto controlador del poder, prefiera a los muy ricos por encima de los políticos que están dentro de unas siglas. Elon Musk, junto al resto de los mega millonarios, manda más que todas las Cámaras Legislativos y los Parlamentos de Europa juntos.

Otro factor que es inédito en las relaciones entre administradores y administrados y que cambia por completo el famoso triángulo de poderes. Legislativo, Ejecutivo y Judicial nunca voloverá a ser lo que fueron en su origen. Y mucho menos con la Inteligencia Artificial controlada por la riqueza. Tendremos que esperar al próximo 22 de enero para ver la velocidad a la que Trump y su nuevo club de millonarios quieren llevar este nuevo mundo. Algunos experimentos ya se han hecho a nivel electoral y sociológico. El Informe del Congreso de USA sobre el Covid y los éxitos de Mllei, Orban y Meloni, junto a la suerte que pueda correr el procesado Netanyahu, dan alguna pista.


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