Es imposible separar el cambio que se va a producir en el Grupo Caixa sin el cambio que se ha producido en la presidencia de la Generalitat. La llegada del socialista Salvador Illa, con una gran relación histórica con el actual consejero delegado del holding empresarial Criteria y de la Fundación de la Caixa, Angel Simón, ha cambiado no sólo el mapa político en Cataluña, también lo va a hacer en todos los ámbitos económicos y empresariales. El crecimiento y la presencia de Criteria en grandes empresas estratégicas como son Telefónica, Indra y Naturgy - dentro de la llegada de nuevos inversores y la consolidación de los grandes fondos que ya estaban presentes en los diferentes accionariados - se debe a la misma persona que negoció la absorción de Bankia y la llegada del que fuera hombre fuerte en el BBVA hasta el aterrizaje de Francisco González en su presidencia desde la lejana Argentaría creada por el gobierno socialista de Felipe González y muy aprovechada por los dos de José María Aznar. Dos etapas que se están cerrando de forma acelerada y que lo seguirán haciendo con independencia de la duración de la actual Legislatura y de la persona que ocupe la presidencia del Gobierno.
Lo lógico y previsible es que sea el actual vicepresidente de CaixaBank, Tomás Muniesa, un barcelonés que lleva más de veinte años en el grupo, el sucesor de Goirigolzarri, el gran comodín que han utilizado los gobiernos para “salvar” a Bankia, primero, y para hacer que la antigua Caja Madrid y el grupo que se formó en torno a aquella entidad, pasara a integrarse en el hoy por hoy mayor grupo bancario dentro de España y desde luego con más presencia industrial - tras la separación clara de la entidad financiera del holding que es Criteria- que ningún otro. Si miramos el lado político, habrá que apuntarle un éxito al socialismo de Illa-Sánchez y un demérito a la oposición del duo Feijóo-Abascal, demasiado enfrascado en la utilización de los evidentes escándalos que afectan al PSOE y a la izquierda, y se olvidan de los resortes económicos y financieros desde los que se mueven, de verdad, las instituciones.