Cada minuto de emisión y cada décima de audiencia se muestran como trofeos de cruentas batallas. Desapareció Teresa Campos, con su papel de reina de las mañanas y ha desaparecido Pedro Piqueras, sustituido por Carlos Franganillo, pero se mantiene las misma lucha por quién gana en el informativo clave de las nueve de la noche entre éste y Vicente Vallés. Lucha televisiva que se quiere mostrar como una lucha política que representara las batallas entre la derecha y la izquierda, con la mayor o menor complicidad de sus protagonistas, que son muy conscientes de su utilización por parte de PSOE y PP. Ellos y los grupos mediáticos que están al frente de sus empresas. Casualmente las dos en manos italianas. Entender quiénes son los dueños empresariales ayuda y mucho para entender las posiciones editoriales de la mayoría de los medios de comunicación, entre los cuales nos encontraríamos con alguna e importantes claves venezolanas y colombianas, que han encontrado en la “Madre Patria” el mejor de los refugios para sus intereses.
Ayudado por ese hallazgo inesperado y muy rentable de los “Mozos de Arousa”, la nueva joya de Telecinco, Ion Aramendi, se enfrenta cada tarde a ese “Pasapalabra” que parece imbatible conducido por Roberto Leal. A los dos les exprimen sus respectivas cadenas en otros programas como forma de extender sus éxitos a lo largo y ancho de toda la parrilla. Cada munición con la que alimentar las guerras es importante y los índices de audiencias se muestran desde el perfil que más interesa. Lo mismo pasa con las visitas contabilizadas y el número de páginas vistas en los medios informativos en la red, sin tener en cuenta el más escondido de los datos: el 45% del tráfico que circula por ese universo es producto de los boots, esos mercenarios invisibles que ya han encontrado en la Inteligencia Artificial el mejor de sus apoyos en la retaguardia.