No puede estar todos los dias criticando con dureza al presidente del Gobierno, exigiéndole explicaciones por la situación jurídica de su mujer y hasta por la suya propia en todos los medios de comunicación, tras la citación como testigo por parte del juez Peinado, y no dar el paso de elevar políticamente el nivel en el lugar más adecuado para ello, el Hemiciclo del Congreso de los Diputados. Tendrá a su favor los votos de su partido y necesariamente los de Vox y la Unión del Pueblo Navarro. Estaría por ver - y es otro factor a favor de Feijóo si Sánchez logra mantener los del roto Sumar, los de Junts y ERC, los de Bildu, los del PNV, el del BNG y el de Coalición Canaria. Puede que sí o puede que no. Ese riesgo mínimo es el que define a un lider o a un simple gestor.
El presidente del PP no necesita pedir a Sánchez que se someta a una moción de confianza para demostrar que sigue contando con el respado de todos sus socios, los que están en el Gobierno y los que están en el poder en Euskadi y los que quieren estar, como segundos, en Cataluña. Es el líder de la oposición y debe demostrarlo. Si lo demora puede que se encuentre con que sea Santiago Abascal el que tome la iniciativa y sea Vox el que “ retrate” a Feijóo y al Partido Popular.
Si la situación en España es la que relatan cada día desde la oposición, por responsabilidad social y política - con sus repercusiones internacionales - el político gallego que dejó su tierra para cambiar la forma de ejercer el control del poder y llegar a La Moncloa, debe cambiar el relato literario, siempre apoyado por sus más fieles, por la narración pormenorizada de la situación global de España, desde lo político a lo jurídico, desde lo económico a lo social, desde la emigración a las pensiones, desde nuestro papel en Europa a las actuaciones en Iberoamérica y el mundo árabe.
Hay ejemplos con desigual fortuna. Le salió muy bien a Felipe González contra Adolfo Suárez y le salió muy mal a Antonio Hernandez Mancha contra el mismo González. El resto pasó sin pena, ni gloria, hasta la victoria de Sánchez en 2018. En este 2024 Feijóo está obligado a demostrar que el miedo a perder una votación en el Congreso no está en su hoja de ruta y que puede ser el mejor de los caminos para llegar a la meta que pensó alcanzar desde Santiago de Compostela.