Presionados Navas y Casilla cometen fallos impropios de un guardameta de primer nivel. Llega enero y la posibilidad de fichar y vender coloca a la pócima de los millones en la hoguera de las vanidades que es el Bernabeu. No se pudo fichar a De Gea pero se puede fichar a Kepa Arrizabalaga, al fin y al cabo uno jugó en el Atlético de Madrid y el otro lo hace en el Athletic de Bilbao. El primero costaba demasiado y el segundo está tan a tiro que termina su contrato este año. Veinte millones no son nada para el bolsillo del gran Floro. Están luego el resto de los espíritus rebeldes que pululan por la Ciudad deportiva, que parecen margaritas de papel moneda. Hoy juegan bien, mañana lo hacen mal. No tienen sitio y ya se presumen que no lo van a tener, que otros llegarán y sus esperanzas arrojarán por la ventana.
Corre prisa pues la temporada avanza y apenas se aprovechan los medios tropiezos del líder para vislumbrar el triunfo en la Liga. A lo mejor o a lo peor habrá que pensar que los conjuros del adiós deben dirigirse a los comandantes que dirigen a la caballería blanca. Doloroso pero si las cosas no cambian vamos a ver cómo el mejor entrenador del mundo, en palabras repetidas del presidente con cada uno de los que han ocupado ese puesto desde el malhadado Mourinho, deja su puesto.