Comenzaron en las elecciones de Estados Unidos, continuaron con el Brexit, las elecciones en Francia y en Alemania, y ahora en la crisis de Cataluña.
Rusia tiene interés en desestabilizar la Unión Europea como respuesta a las sanciones impuestas por la crisis de Ucrania, recuperar su papel de superpotencia con peso político e influencia en el campo económico y comercial y el precio del petróleo.