Viajes

Islas Cook, el paraíso ecológico en el centro del Pacífico

Jueves 11 de junio de 2015
Una inmensa reserva marina, hoteles boutique integrados en la naturaleza, excursiones guiadas por sabios locales y el compromiso del archipiélago de ser cien por cien autosuficiente antes de 2020, convierten a las Islas Cook en uno de los destinos paradisíacos más ecológicos del momento.


Las Islas Cook son 15 islas dispersas en una vasta área en el corazón del Océano Pacífico, entre el oeste del Reino de Tonga y el este de Tahití. Tiene su capital en la isla Rarotonga y el gran icono es la isla Aitutaki, cuya laguna está considerada entre las más bellas del mundo.

Con un clima tropical y una hospitalidad única, las Islas Cook se configuran como un destino idóneo para descubrir toda la magia de la Polinesia.

Viajar a la Polinesia Neozelandesa encarnada en las Islas Cook es hacerlo a la Polinesia de hace 30 años. El cuidado extremo de este delicioso archipiélago del Pacifico Sur, hacia el privilegiado entorno que lo envuelve, garantiza el mantenimiento de sus paisajes de postal a salvo de macro complejos hoteleros y fondos marinos agotados.

Además, las Islas Cook han adquirido el compromiso de convertirse en un archipiélago 'verde', abasteciéndose en un cien por cien de energías renovables antes de 2020. El mimo y el respeto al medio natural de las islas se manifiestan de muy diversas formas.

RESERVA MARINA Y SANTUARIO DE TIBURONES

La belleza natural del océano que baña el archipiélago se ve potenciada por el compromiso que las Islas Cook toman con su entorno. No en vano, Cook ha creado recientemente la reserva marina más grande del mundo circunscrita a un solo país.

Esta reserva, de 1.065 millones de kilómetros cuadrados, ayudará a promover el desarrollo sostenible de la zona, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, promovido por el turismo, la pesca y la minería, y la conservación de la biodiversidad del océano.

Además, las Islas Cook declararon casi dos millones de kilómetros cuadrados como santuario de tiburones. De este modo, las islas han adoptado las normas de conservación de escualos más estrictas hasta la fecha, prohibiendo por completo la pesca, el comercio y el transporte de tiburones a bordo de cualquier buque comercial.

Lejos del turismo de masas, las Islas Cook han sabido conservar el alma de los lugares ajenos a los grandes complejos hoteleros, a las estructuras invasivas que a menudo desvirtúan la esencia de maravillosos entornos naturales.

Aquí, en su lugar, se levantan pequeños hoteles con encanto, elegantes, exóticos y respetuosos con la naturaleza, que garantizan estancias de lujo sin comprometer el medio ambiente.

Little Polynesian es uno de los mejores alojamientos de este tipo en todo el Pacífico. El complejo ha sido diseñado para aprovechar al máximo sus recursos naturales y los bungalows se integran totalmente en un entorno natural de palmeras y follaje tropical.

Por otro lado, Muri Beach Resort es el primer resort de Cook en haber instalado un sistema de energía solar que le permite ser 100 % autosuficiente, mientras Aitutaki Lagoon Resort & Spa, el único hotel ubicado en la laguna más hermosa del mundo, dispone de la Green Globe Certification.

NATURALEZA EN ESTADO PURO.

Aunque el mar es protagonista en las Islas Cook, no hay que olvidar el exuberante interior. Ascender 400 metros por el escarpado y exuberante interior de Rarotonga hasta el punto más alto, The Needle, antes de descender para disfrutar de un chapuzón en la cascada de Wigmore, es una experiencia difícil de olvidar.

Pero si además acompaña el entrañable Pa, un sabio local que conoce todos los secretos de la naturaleza autóctona, el enriquecimiento y la conexión con el medio natural serán inmejorables.

A lo largo del Pa's Cross Island Treck, Pa desvelará todos los secretos sobre la zona y las propiedades medicinales de las plantas.

Todos los sábados en Rarotonga tiene lugar el Punanga Nui Cultural Market, un mercado donde agricultores y artesanos venden sus productos, desde deliciosas hortalizas de la zona hasta tallas de madera, ropa o las famosas perlas negras.

Es una experiencia realmente placentera que, además, contribuye a generar un comercio justo en que el dinero del viajero va directamente al bolsillo del pequeño comerciante.

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