ALFREDO URDACI

Soraya, pacificadora

Jueves 02 de octubre de 2014
SORAYA, PACIFICADORA
Al menos fue la encargada de exorcizar al diablo de Aznar, ese hombre poseído por un pasado del que hace una lectura benévola, indulgente. Es martes y crujen de frustración los periódicos, que esperaban sangre en la comparecencia de Aznar en el Club siglo XXI, el que ahora lleva Zaplana, que siempre ha tenido pinta de ser un hombre de club, tan planchado, tan atildado, tan correcto en el vestir. La prensa quería dentelladas secas y calientes contra el pastueño Rajoy, mordidas en la yugular, y ataques por la vía fiscal, que es la que más duele a las clases medias que votaron a Mariano como presidente. Luego llegó a la Moncloa y les metió una puñalada tarifaria de ocho puntos de sutura por la que sangran y que no se cerrará hasta que apliquen la rebaja. Rajoy pelea para hacerlo antes de las próximas elecciones. Si llega tendrá opciones, si no perderá. Y Aznar teme que sea tarde y que su capital se vaya por el sumidero en el que Montoro cuenta los billetes que le entran por el IVA, por Sociedades, y por la renta. Pero llegó Soraya y Aznar se calmó, y se convirtió en un cordero, en un ex presidente domesticado en un país que siempre ha tenido presidentes excedentes más bien selváticos, montaraces. A las variadas virtudes de Soraya añadimos ahora la de convertir las lanzas en cañas.

ALMUDENA Y LOS INTRUSOS
Transito por la feria del libro, este año con libreros satisfechos por las ventas, que han subido. Parece que el poco dinero que nos queda lo fundimos en novelas y ensayos para leer a la sombra de los chopos, o entre el follaje de los plátanos del Retiro. Las crisis siempre han sido momentos de esplendor de la cultura, al menos en España. ¡Qué pena que en esta última no tengamos un Quevedo para dejar versos en la red! Y en la feria me entero del último exabrupto de Almudena Grandes, que dispara contra los escritores que lo son por ser famosos, y escriben lo que les sale del bolo y venden porque salen en la tele, y todo lo que salga en la televisión está bendecido, y permite hacer caja. La señora Grandes solo cree en la literatura de los esforzados escritores que se dejan la piel ante el pupitre, potro de tortura diario. Los demás, parece ser, no tienen derecho a publicar, y menos a que se les lea, porque son escritores de baja estofa, según ella, que engañan a un público de tontainas. Este es el talante de Almudena, un poco de despotismo ilustrado. ¡Que vengan libros, y que cada quien lea lo que le de la gana!

OBAMA Y LOS ESPÍAS
Y es que aquí se sabe todo. Estamos en la era de la transparencia, y los héroes de nuestro tiempo son esos funcionarios de la banca que de repente se despiden un día de la oficina y se llevan el listado de los que tienen cuentas en Suiza. O el que pasa a Julian Assange los archivos del departamento de Estado con las comunicaciones de todas las embajadas, con sus trapos sucios, sus manejos, sus trabajos poco presentables. Y ahora este Snowden que ha escapado para revelar cómo el gobierno Obama escucha todo, lo controla todo, lo persigue todo, y sabe lo que hacemos en el ordenador en cada minuto, con el pretexto de la lucha antiterrorista. Snowden dice que no quiere vivir en un mundo en el que el gran hermano nos vigila en cada momento. Ya vivimos en ese mundo. Lo que está pasando con Obama es el descubrimiento de que bajo el disfraz de hombre de paz, de gran reformador de la administración, de tipo estupendo que vino para cambiar el poder, la progresía está descubriendo que bajo todo ese manto hay un presidente de los Estados Unidos. ¡Cómo no le iban a dejar espiar a todo hijo de vecino si previamente le habían dado el Nobel de la Paz! Estaba legitimado para hacerlo. Siempre hay una buena causa para justificar un delito. El mundo ahora es transparente, y todo se acaba sabiendo, mucho más rápido que antes, y por mucho que nos espíen en nombre de las buenas causas.

MONAGO, POR LIBRE
Es el nuevo verso suelto, el que va por libre, el que le lleva la contraria a Mariano, el que da alas a quienes sostienen que en el PP ha llegado la hora del sálvese quien pueda. Monago pasará por las urnas antes que Mariano, y ha empezado a aplicar un programa que le permita presentarse con avales suficientes para reclamar un voto mayoritario, y sacudirse así la tutela de Izquierda Unida. Así Monago da una de cal y otra de arena: baja los impuestos a las clases medias y aplica recetas andaluzas para repartir alimentos a los que pasan por una situación más dramática. En unos días ha prometido colegios bilingües y unas tarjetas magnéticas para retirar comida de los bancos de alimentos. Monago es un político hábil, un comunicador cordial, un presidente con carácter y con ideas propias. Su estrategia le va a permitir diferenciarse del PP de Madrid, ese al que se ve como el foco de todos los recortes, el ogro de todos los ahorros, la bestia tiránica que oprime con impuestos a autónomos y clases medias. Monago, con su doble mano, derecha e izquierda, es el nuevo disidente popular.

UNA CITA CON ESPLÁ
La semana me ha regalado un rato con uno de mis ídolos taurinos. Luis Francisco Esplá, artista del toreo, intérprete de aquello que Bergamín llamaba la música callada del toreo, ha pasado por Madrid para participar en una mesa de debate del congreso de la Fundación Máshumano. La cosa iba de los senior, de la experiencia, de cómo se administra ese capital de conocimiento que está íntimamente ligado con lo vivido. Y Esplá toreó de salón tan bien como lo hacía en los ruedos, cuando ponía aquellos pares de banderillas que eran estilo puro, entre la tauromaquia y lo circense, ingrávidos, ligeros, precisos y musicales. Esplá vive en el campo, con el ganado, retirado del mundanal ruido. Y nos contó su frustración de tener un hijo torero al que no le puede dar lecciones, porque el arte no se transmite, se encuentra, se trabaja en un camino individual, que no pasa por las escuelas. A Esplá le duele también que los artistas, los pintores, los músicos, hayan desertado de lo taurino y le hayan dado la espalda. Cuando le discute la relación entre el arte y los toros, Esplá recuerda a Goya y a Picasso, y con eso calla los debates y ahoga las polémicas. En la mesa estaba también la científica Margarita Salas, alumna de Severo Ochoa, una mujer que se conforma con que le dejen trabajar hasta que le dure la pasión.

FRANCISCO Y LOS MOTEROS
Hay algo nuevo en este Papa. Esto era algo evidente desde el momento en que se asomó al balcón, conocido en Roma como la loggia del Vaticano. Luego vinieron algunos gestos que algunos han calificado de insólitos, pero no lo eran, como el lavatorio de los pies en Jueves Santo en un reformatorio de chicos con problemas. Lo que ocurre es que cuando alguien trae nuevos aires parece que todo se hace ex novo. Lo que si ha sido una novedad es la bendición del Papa a los moteros, que este fin de semana se concentraban en Roma. Alguien le habló al pontífice de que existía la posibilidad de poner las manos sobre estos fieros guerrilleros de la carretera, con sus cazadoras de cuero, sus cascos adornados con alas infernales y sus barbas, y el Papa dijo que sí, que todos se merecen la bendición divina. Así que los moteros que tomaban Roma se fueron hasta San Pedro para recibir la bendición de Francisco, como si fueran lobos domesticados por la bondad del santo fundador de la orden franciscana, aquel “poverello” que hablaba con las fieras en los montes de Gubbio. Los moteros ya no son ángeles del infierno, sino ovejas del rebaño de Francisco

MADURO Y LOS LÁCTEOS
Otro que va a ver al Papa, es Nicolás Maduro, que viene de una Venezuela donde no hay vino de misa, aunque lo más grave es que falta papel higiénico, y no queda leche en el súper. Ante la falta de alimentos tan básicos, Maduro ha inventado el socialismo de dar el pecho. El socialismo se mama desde la infancia, y el bolivarismo chavista también, así que ha decretado que las madres den el pecho a los niños hasta que sean grandes, digamos que de tres a cuatro años. Maduro ya se ha manifestado como una mala copia de Chávez, un heredero sin ingenio y con mucho genio, un hombre sin recursos más allá del decreto, un gobernante de ocurrencias. Nos está dando grandes momentos, aunque en Venezuela le van a sufrir un rato.