ALFREDO URDACI

El regreso de Almodóvar

Jueves 02 de octubre de 2014
Chávez, adiós.

Muere Chávez y el chavismo llora. A los españoles las lágrimas de Maduro cuando anunciaba el fallecimiento del caudillo bolivariano nos recuerdan las de Arias Navarro en la mañana que anunció la desaparición de Franco. La historia también tiene formas, categorías, que ayudan a clasificar los fenómenos. Por eso tendemos a creer que el chavismo no va a sobrevivir a su inventor, y que Maduro será tan solo un administrador de la herencia, su liquidador, un continuador provisional y más bien endeble. No es fácil sobrellevar la carga que deja Hugo. Ya se ha visto en ese final tragicómico, con un féretro vacío que paseaba por Caracas a hombros de la multitud. Era un ataúd vacío, quizá cargado con piedras para hacerlo grave, como si llevara dentro la rotunda humanidad inerte del presidente fallecido. No será sencillo para Maduro tomar las riendas del entramado de intereses que sostenía el régimen de Chávez, su populismo televisivo, su gran capacidad comunicadora.

Dolan conquista Roma

Anoto estos días de Congregaciones en Roma, con el Papa emérito descansando en Castelgandolfo, lejos del guirigay que ha organizado con su renuncia. El papado nunca volverá a ser lo que fue. Ratzinger lo ha desacralizado. Creo que es una buena reforma. La Iglesia no necesita de un poder vitalicio, basado en la posición ex cátedra y legitimado por la divina providencia. El Espíritu sopla donde quiere. En Roma, me dicen mis corresponsales, ha entrado un huracán en forma de cardenales americanos, que no paran de dar ruedas de prensa. Tanto es el revuelo que ha despertado esta comunicación que el camarlengo y el decano de los cardenales les han tenido que decir a OMalley y a Dolan que se callen. El más lenguaraz, el más bonachón y el más simpático es el cardenal de Nueva York. Dicen que sería un buen Papa si tuviera un poco de facilidad para los idiomas. Pero a Dolan le pasa lo que a muchos anglosajones: que no ha aprendido ninguna lengua porque tienen el inglés, y cree que eso le basta para ir por el mundo. Para el mundo sí, pero para Roma hace falta saber alguna lengua más, sobre todo español.

Gorigolzarri, ave fénix

Hay una regla en la comunicación de crisis que dice que no se puede salir de un entuerto sin reconocer los errores. Y Bankia, de la mano de Goirigolzarri está haciendo las cosas bien en el terreno de las relaciones públicas. Han hecho una campaña modélica en la que han prometido volver a los principios, y más importante, devolver el dinero que el Estado les ha prestado para evitar su desaparición. Bankia ha sido el pozo en el que se podían haber hundido las esperanzas de España de continuar en el euro. El propio Fernández Ordóñez ha reconocido que cuando estalló el escándalo de las cuentas de la entidad temió no solo la intervención sino la expulsión de España de la moneda única. Al tal MAFO le falta todavía un largo recorrido de reconocimiento de errores políticos. Su soberbia le ciega y le impide reconocer que fue un gobernador desastroso. Saludemos al vasco Gorigolzarri y a su asunción de errores. Solo desde la humildad se puede recuperar la confianza.

Rubalcaba, en el día de la mujer

El Psoe conquista Ponferrada con el voto de aquel Álvarez que acosaba a la bella Nevenka, y se arma el lío. Sospecho que todo se ha complicado por la coincidencia con el día de la mujer. Ese fue el error de cálculo, una infravaloración del contexto, que le llevó a Chacón a escribir en las redes sociales sobre su perpleja indignación. Y Rubalcaba, de nuevo en el barro, pidiendo coherencia después de haber seguido los consejos de su secretario de organización, que vio la posibilidad de desbancar al PP de un ayuntamiento gobernado por tradición por la derecha. El secretario general, cada vez menos general y menos secretario, vuelve a chocar con la estructura territorial de un partido desmembrado, confundido, aturdido, sin dirección, sin ideología, y sin solidez estructural. Es la herencia que dejó un tal Zapatero, que va por la vida recogiendo algunos premios remotos y defendiendo los “avances sociales” de su mandato, es decir, el matrimonio homosexual y poco más. Con esa herencia no son extrañas las dificultades de Rubalcaba para poner orden.

Falete contra Gran Hermano

Escucho el interminable monólogo de Mercedes Milá sobre su caída de audiencia (más dura será la caída). Se queja de Falete, que si cae lo hace desde un trampolín en la “cadena amiga”, y salpica hasta los pingüinos del polo sur. Falete cayendo es trending topic, es el minuto de oro, es la apoteosis de la audiencia, es el momento dorado de un país que ya no sabe dónde mirar para entretenerse, para olvidar tanta basura (pútrida patria, que diría el clásico) La caída de Falete por los toboganes de la televisión es lo que ahora nos pone. El Gran Hermano de Vasile y Milá está agotado. La sociología de nuestro país ya no soporta el sexo bajo las sábanas de un grupo de borrachos de ego y soberbia. Ahora queremos ver las carnes de Falete temblando en el espacio antes de estamparse contra la lámina de agua de una piscina, y contemplar cómo bracea para salir de las aguas primordiales, donde Falete flota con extraña ligereza. A Falete, que perdió en el primer concurso de Splash, le han salvado porque sus chapuzones son una mina de oro. La caída del mito. Falete lavándose en la piscina. Falta le hacía.

Y el regreso de Almodóvar

Como en Volver, aquella historia de la chica parricida y la madre que monta un bar, regresa Almodóvar, y hace taquilla: cuatro millones de euros en unas horas. El manchego va solo, al margen de las críticas. Es más, las erupciones retóricas de alguno de sus enemigos en la prensa son ya un clásico asumido. Almodóvar ha fagocitado a quienes le ponen a parir. Es cierto que se repite, que sus historias tienen los mismos ingredientes, que los diálogos de su última película no tienen ni pizca de gracia, ni un gramo de ingenio, pero el público repite en los cines. La última de Almodóvar es un mantra que atrae a los espectadores. Una amiga venezolana, desde la distancia, me lo pregunta: ¿qué tiene Almodóvar que a los españoles les obsesiona? Y no se responder, porque yo tampoco lo entiendo, quizá porque no comparta la obsesión, ni como partidario, ni como crítico.

López se hace el harakiri

Curiosa comparecencia de López, Óscar. Con el caso Ponferrada hirviendo en las calderas de la calle Ferraz, López se presenta en la rueda de prensa para exhibir su culpa, su única culpa, su profunda y radical contrición. Suena como aquellas ceremonias en las que los disidentes de los regímenes comunistas se acusaban de golpe de todos los males, de todos los vicios, de todos los errores cometidos contra la ortodoxia. López no sabe qué más decir para que toda la responsabilidad se concentre en él, para salvar a Rubalcaba. En los partidos hay siempre alguien que asume la tarea de ser chivo expiatorio. Es alguien que ha llegado al techo de su carrera, y que por tanto solo será ya un chivo expiatorio permanente.

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