Diego Armario

La psicólogo que no conocía a los españoles

Jueves 02 de octubre de 2014
En España la gente en su conjunto es buena pero uno a uno dejamos bastante que desear. Yo, cada vez que escucho a los políticos decir que somos un gran país, que tenemos la mejor juventud del mundo, que somos solidarios y desprendidos y sobre todo tolerantes, lo archivo en el cajón mental de los eslóganes electorales y no le otorgo demasiada credibilidad, porque a mis años he conocido a un muestrario suficientemente amplio de gente amoral en este pais, supuestamente ejemplar.

Vivimos un momento en el que todo el mundo debería empujar en la misma dirección pero aun hoy hay quienes se esfuerzan en sembrar de mayores dificultades la ya complicada situación que vivimos. Me llegan noticias de funcionarios que se niegan a compartir información sobre temas estratégicos por el simple hecho de haber sido relevados de su puesto de anterior responsabilidad tras el cambio de gobierno, o actitudes irresponsables de gente que cree que es mejor hacerle un servicio a su partido en vez de hacérselo a su pais. Con estos mimbres no hay quien salga de ésta por más que algunos psicólogos proclamen que solo con la fuerza de nuestra mente lo conseguiremos.

Yo estudié cuatro años de psicología pero para obtener el título era imprescindible aprobar el último curso de carrera y ese, lamentablemente, no fue mi caso. Sin embargo creo que algo se me quedó de aquella etapa porque, además de la natural intuición y sentido común que tenemos algunos para analizar las cosas y sobre todos las personas que nos rodean, supe que ser psicólogo implicaba ir de optimista por la vida, con lo que podía haberme ahorrado el dinero que me costó estudiar porque yo soy de natural positivo…aunque no ingenuo y mucho menos estúpido.

Digo esto porque hace un par de días escuché en una emisora de radio a una psicóloga dicharachera que analizaba la crisis económica, que es lo único que se analiza hoy día en España, y con la misma desinformación que tienen incluso los economistas, explicaba gratis la fórmula mágica para resolver el problema que tanto nos angustia a todos los que no tenemos acciones del Santander.

Según esta experta en la mente humana, si uno tiene una visión optimista de la vida y se enfrenta con esa indestructible herramienta a sus problemas, tiene su presente y su futuro resuelto. Conozco, al igual que ustedes a gente que por más espiritu positivo que le eche a la vida sigue sin encontrar trabajo, y aunque es evidente que la predisposición favorable y la actitud abierta y optimista ayuda incluso a que los demás te vean mejor y estén más predispuestos a ayudarnos, con eso no basta.

Sin embargo esta fórmula no vale para los colectivos. Para ser optimistas como nación necesitaríamos otro tipo de inividuos y, desde Viriato, España padece un déficit de gente leal.

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