Jueves 02 de octubre de 2014
Se autoproclaman la cédula durmiente del PSM y siguen reclamando para sí el control de más del cuarenta por ciento del socialismo madrileño, además de reivindicar el haber sido pieza clave en el encumbramiento de Alfredo Pérez Rubalcaba a la secretaria general del PSOE en las primarias que le enfrentaron a Carme Chacón.
La procedencia de sus integrantes es variopinta, aunque tienen un mismo denominador común que los define: su oposición al actual líder del socialismo madrileño, Tomás Gómez, contra quien se han conjurado en las últimas elecciones internas del partido en Madrid.
Derrotados, aunque según dicen no vencidos, en la lucha por la secretaria general del PSM y arrinconados o literalmente barridos en sus agrupaciones, quieren recuperar protagonismo político en el PSOE madrileño (así lo plantearán alguno de ellos en la reunión que mantendrán esta semana), y ejercer de auténtico ariete de Ferraz contra el poder de un Tomás Gómez que hace tiempo que se mueve en clave nacional.
Destacado miembro de esta cédula durmiente es Jaime Lissavetzky, amigo íntimo de Rubalcaba y portavoz en el Ayuntamiento de Madrid que, a pesar de que Gómez niegue siempre la evidencia, no olvida las zancadillas de su secretario general desde que fuera designado como candidato en las municipales de 2011.
Precisamente su estrecho vínculo personal y político con el secretario general del PSOE han hecho que Lissavetzky sea punto de referencia de este grupo de conjurados en su interlocución con la cúpula Federal.
El rostro, si embargo, de la oposición de Ferraz al “tomasismo” lo pone Antonio Hernando (Elena Valenciano, vicesecretaria del PSOE, sólo mantiene tete a tete individuales con los integrantes de este sector crítico), que lleva tiempo marcando pautas al grupo de disidentes como secretario de Políticas Institucionales y Autonómicas Federal.
El “simanquismo” puede decirse que es la columna política que contextualiza a estos opositores, entre los cuales, no podía ser de otra forma, se encuentra Ruth Porta (número dos del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid), el ex diputado Modesto Nolla; los ex alcaldes de Leganés, Rafael Gómez Montoya, actualmente portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento leganense; Villalba, Pablo Martínez, o Getafe, Pedro Castro, éste último auténtica bestia negra de Tomás Gómez y sus fieles, que recientemente lograron desalojarle de la secretaria general del socialismo getafense y la portavocía municipal.
Uno de los pocos dirigentes con mando en plaza integrado en esta cédula durmiente es Manuel Robles, regidor de Fuenlabrada, único superviviente del poder socialista en el Sur de Madrid tras los comicios de mayo del pasado año, (aunque el PSOE conserva la alcaldía de Parla gracias a IU, el PP obtuvo mejores resultado selectorales).
Tras meses de mantener un perfil institucional de baja intensidad, consciente de que Esperanza Aguirre le tiene colocado en su punto de mira, Robles ha recuperado presencia política y mediática, reivindicando el carácter municipalista de su partido.
En una especie de recreación de sólo ante el peligro, en este caso a la gran mancha azul PP que se extiende a lo largo y ancho del sur madrileño en particular y en toda la Comunidad de Madrid en general, Robles ha sido la voz del municipalismo socialista que ora reclama una comisión de investigación en el Congreso sobre Bankia, que ora señala a los alcaldes populares como meros instrumentos de Aguirre para llevar a cabo su política de recortes.
En la otra orilla municipalista del PSM, la del “tomasismo”, otros dos ex regidores: Enrique Cascallana (Alcorcón) y José Quintana (Fuenlabrada), ambos actualmente diputados regionales, ejercen de azote de la lideresa madrileña y su Gobierno, pero haciendo la guerra al margen de sus antagónicos compañeros de partido.
El ejemplo más claro de la disintonía que existe entre oficialistas y disidentes se producía la pasada semana en Getafe, un municipio en el que el ex regidor socialista asegura no haber sido convocado por la actual dirección del PSOE local a la visita que realizó a este municipio Tomás Gómez para denunciar la falta de servicios de dos nuevos desarrollos residenciales puestos en marcha, curiosamente, por Castro.
Noticias relacionadas