Todo lo que está pasando en la Unión Europea tras la legada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, desde la aplicación de aranceles a casi toda la industria, a las negociaciones con Vladimir Putin para alcanzar una paz en Ucrania, le vienen muy mal a España y en concreto al actual Gobierno. Pedro Sánchez se dispone a viajar a Pekin por tercera vez en menos de dos años, algo inédito en las relaciones internacionales de nuestro país, como inédito es que entre los presidentes de USA y España no exista una conversación política y las relaciones diplomáticas se mantengan en el nivel de subsecretarios. España no puede cumplir con la inversión del dos por ciento del PIB en seguridad y defensa, tal y como piden con reiteración desde la OTAN y desde Bruselas. Ni ahora, ni posiblemente en 2026, tal vez en 2027, que en principio es año electoral y cualquier pronunciamiento sobre inversiones militares, en contra de otras inversiones sociales dejará una puerta abierta a las formaciones a la izquierda del PSOE, desde Sumar a Podemos, y a su derecha, desde Junts a ERC.