Con 26 años de distancia entre sus dos misivas José María Aznar se ha dirigido a dos presidentes de su partido para "ofrecerles" su cabeza. En 1990, en Sevilla, el hombre que acababa de perder unas elecciones le mandaba una carta al todavía líder de la formación para decirle que si no lo hacía bien al frente de las siglas de la derecha española, podía destituirle. Fraga no lo dudó y rompió el escrito en varios pedazos en un gesto teatral y ovacionado por el que renunciaba a cualquier tutelaje sobre su sucesor.