Tras sentir el estilete andaluz, Gómez ha tenido que curar la herida con una simple palmadita en la espalda de la secretaria de Organización, Leire Pajín, (“El esfuerzo en política, Tomás, se premia), a día de hoy uno de los pocos avales seguros con los que cuenta el líder del PSM.
Poco parece importar a Ferraz, con José Blanco a la cabeza, que Gómez, al igual que el aspirante a la alcaldía de Madrid, David Lucas, estén sufriendo un desgaste público e interno, que en el mejor de los casos, es decir consiguiendo finalmente ser cabezas de lista, les hará llegar desfondados a los comicios de 2011.
Cada comparecencia, cada intervención de alguno de los dos aspirantes es infaliblemente sancionada por sus opositores, ya sean del PP o del propio PSOE, dejando caer la virtualidad de sus candidaturas, con el consiguiente desgaste para su imagen como dirigentes de peso en su partido, por no hablar de la perdida de credibilidad de sus estrategias políticas.
Ni el cerco constante a Esperanza Aguirre y las corruptelas del Gürtel, ni el frenético despliegue que lleva a cabo a lo largo y ancho de la geografía regional, libran a Gómez de ese perfil de “malquerido” que se empeñan en dibujarle los mandamases federales de su partido.
Tanto es el desgaste que está sufriendo y tanto el hartazgo acumulado, que en círculos próximos a Gómez se teme que, desoyendo las órdenes de Ferraz y de Blanco, éste decida por su cuenta y riesgo, si continua el ninguneo, abordar la designación formal de los cabezas de lista, dado que desde el punto de vista oficioso ya hace tiempo que el líder del PSM se presenta como candidato y ha señalado también a Lucas como la mejor opción posible a la alcaldía capitalina.
Si nada lo remedia, Gómez tiene ante si todavía varios meses de pasión, dado que la proclamación de los candidatos no está programada hasta después del verano, un problema añadido a otro aún peor como es el tener que hilvanar un discurso político sin poner en evidencia ninguna de las medidas de ajuste económico del Gobierno de Zapatero. Eso por no hablar del deterioro de unas siglas, las del PSOE, que en estos momentos no son un activo, más bien todo lo contrario, para afrontar antes de un año las elecciones municipales y autonómicas.
Los malos augurios se plasman en unas encuestas en las que los socialistas a nivel general y en Madrid en particular no sólo no remontan el vuelo, sino que sufren en sus carnes el castigo popular a las políticas del Ejecutivo de Zapatero. Algo que a día de hoy hace inviable el conformar el tan cacareado gobierno de izquierdas que propugna el líder del PSM. Sólo el importante repunte en intención de voto que marcan todos los sondeos continúa abriendo la puerta a la esperanza de desalojar a Esperanza Aguirre de la presidencia autonómica.
La realidad es que IU tiene ahora más que nunca la llave de ese hipotético cambio político en la Comunidad de Madrid, desterrado totalmente del horizonte socialista un triunfo por mayoría absoluta.
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