Blanco, IU y una venganza esperada

18/05/2010.- Los mensajes de José Blanco vienen siendo algo así como una sentencia, de ahí que en el PSM reine en estos momentos el desconcierto y que su líder, Tomás Gómez, nade contracorriente para agarrarse a la tabla salvadora de Zapatero, en lo que a su designación como candidato se refiere.

El vicesecretario general del PSOE, y no la secretaria de Organización, Leire Pajín, es quien ha ido marcando los tiempos en el proceso interno de la elección de los cabezas de lista para las autonómicas y municipales de 2011. El, y no otros, fijó como horizonte el otoño para desvelar los cabezas de lista; él también, es de suponer que con el plácet de Zapatero, diseña sin prisas y sin dejar nada al albur el asalto a la fortaleza madrileña del PP, una plaza para la que, según palabras del propio ministro de Fomento, los socialistas necesitan un candidato fuerte para ganar.

Madrid, sin duda, ocupa y preocupa al número dos del PSOE, tanto que, aunque no ha tenido repercusión mediática, la mano de Blanco está detrás del tibio acercamiento que en las últimas semanas se ha producido entre Tomás Gómez y el coordinador regional de IU, Gregorio Gordo, algo a lo que el líder del PSM venía resistiéndose desde que alcanzó la secretaría general.

La historia, al parecer, es la siguiente: Blanco y Pajín se entrevistan a finales de abril con el líder de IU, Cayo Lara, y dos miembros de su dirección, Miguel Reneses y Monserrat Muñoz. Superado el debate de la reforma electoral, el vicesecretario del PSOE pregunta por la relación entre ambas formaciones en Madrid, a lo que Pajín contesta que son buenas y fluidas, siendo desmentida a renglón seguido por Reneses, quién hace constar que Gómez no ha mantenido ni una sola reunión con Gordo pese a los requerimientos para ello de este último. La respuesta de Blanco se redujo a un escueto “esto se ha terminado”, y así parece haber sido.

En este escenario de control de todas las variables electorales (Blanco está convencido de poder recuperar Madrid, aunque sea bajo el paraguas de un gobierno de coalición con IU) es difícil imaginar que el vicesecretario general vaya a dejar pasar el “motín” protagonizado por Gómez contra él. Los dirigentes del PSM, pese al apoyo expreso dado a su líder por la mayoría de los regidores (fuera de la foto sólo se han quedado el alcalde de Villalba, José Pablo González, Fuenlabrada, Manuel Robles, y Leganés, Rafael Gómez Montoya), califican de equivocación el que Gómez haya colocado abiertamente a Blanco en el disparadero, pues éste sólo tiene ya una salida; sacarle definitivamente de la carrera electoral.

Las razones que habrían llevado al líder del PSM a lanzar tan sorprendente órdago (prácticamente acusó a Blanco, aunque ahora lo niegue, de deslealtad hacia los socialistas madrileños, al mantener buen clima institucional con Esperanza Aguirre), no están claras. Se habla de nerviosismo, de golpe de autoridad contra el ninguneo que viene padeciendo o de que sabiéndose definitivamente defenestrado como candidato, ha querido forzar que su “muerte” política no sólo tenga un gran eco mediático, sino que, de producirse, se interprete simplemente como una “venganza” del ministro de Fomento. En cualquier caso, en lo que todo el establishment socialista madrileño coincide es en que el ministro se cobrará la afrenta y en que Gómez puede haber quemado las naves de la salida política que el partido le habría facilitado de retirarle como cabeza de lista de las autonómicas de 2011.

La única posibilidad del líder del PSM de burlar la “sentencia” de Blanco, por mucho que diga contar con el apoyo de Manuel Chaves, Leire Pajín y del 90% del PSM, se sigue llamando José Luís Rodríguez Zapatero.



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