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Rato ya tiene su caja

19/01/2010-. El jueves 28 de enero, Rodrigo Rato se convertirá en presidente de Caja Madrid en un pacto sin precedentes que abarca desde el PP, que es quien lo propone, hasta el PSOE, pasando por IU, Comisiones Obreras, UGT, el sindicato de cuadros, más la patronal CEIM. El acuerdo ha sido posible tras la promesa de Aguirre de modificar la Ley de Cajas para que el PP y los sindicatos tengan un miembro del Consejo de Administración más ya que en los 21 que hay ahora no cabían todos. Un pacto super político para encabezar la cuarta entidad financiera del país.

Para los que consideraban a Rodrigo Rato como la “esperanza blanca” del Partido Popular se habrán llevado una gran decepción al ver cómo el ex vicepresidente económico de Aznar pugnaba con todas sus fuerzas para ser presidente del Consejo de Administración de una empresa semi pública como es la Caja de Ahorros de Madrid. Si, por lo menos, le hubieran nombrado consejero delegado de un gran banco privado o de una gran multinacional, todavía habría esperanzas, pero Rajoy, a la chita callando, ha vuelto a ganar una batalla, contra todo pronóstico, y ha conseguido quitarse de en medio a un peligroso contrincante con la vieja fórmula de la “parada para arriba”.

No cabe duda que Caja Madrid gana con esta decisión de Rato de retirarse de la política y dedicarse a los negocios financieros –hay quien dice que en las primeras semanas de su mandato muchos rentistas de derechas van a llevar sus dineros a la Caja madrileña porque se fían mucho del nuevo presidente-  pero los que han querido proponerle como alternativa a Rajoy en diversas operaciones y maniobras políticas, se han quedado sin su mejor referencia, casi sin candidato.

Esperanza Aguirre soñó con una alianza con Rato del estilo de la que Thatcher mantuvo con el padre del neoliberalismo conservador británico, Sir Keith Joseph, en 1976, que la llevó a ganar el puesto de líder de su partido y luego a ser elegida, en 1979, primera ministra de Gran Bretaña. Algo que la presidenta madrileña no pudo o no se atrevió a hacer en el Congreso de Valencia de junio de 2008, después de que Rajoy perdiera las elecciones generales por segunda vez frente a Zapatero.

Rato, sin embargo, también ha tenido que sufrir lo suyo para conseguir vencer las trabas e inconvenientes que le han ido poniendo, unos y otros, para llegar a su meta y disponer así de su propia empresa –aunque sea casi pública- y convertirse en el cuarto dirigente financiero del país, sólo por debajo de Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA)  e Isidre Fainé (La Caixa). Va a ser también la primera vez que la caja madrileña tiene un presidente tan claramente político, aunque siempre han sido los grandes partidos, PP y PSOE, junto a IU y los sindicatos, los que han decidido a su máximo rector. Miguel Blesa su antecesor presumía de ser amigo de Aznar.

 

uando Rato consultó con Aguirre hace más de un año sus posibilidades de convertirse en presidente de la Caja, ésta le recomendó que mejor no saliera del armario hasta que todo estuviera cocinado entre ella y Rajoy porque sino le iban a “matar” antes de tiempo. Y cuando ella se lo propuso al líder de su partido, en plena bronca con Gallardón, Rajoy lo rechazó simplemente porque quería ser él mismo el que buscara al presidente de Caja Madrid y no la presidenta regional.

Fue en ese interim cuando Aguirre quiso apostar por su número dos Ignacio González que logró un acuerdo con Izquierda Unida, que hasta entonces apoyaba a Miguel Blesa, y que con ese pacto en la mano se fue a ver a Rajoy que no le dijo ni que sí ni que no, lo que provocó que tanto Aguirre como el propio González pensaran en que estaba de acuerdo con la solución que además le permitía “alejar” a González –al que consideraba como el promotor de la campaña contra Rajoy en 2008- del Gobierno de Madrid y del PP madrileño.

En el entorno de Rajoy se barajaron también otros nombres del antiguo equipo económico de Aznar, como Luis de Guindos y José Folgado, alcalde de Tres Cantos (Madrid), entre otros. Tuvo que ser el propio Rato el que se ofreciera directamente al líder de su partido para que éste a su vez se lo propusiera a Aguirre como una cosa suya. La oposición primera de ésta fue más que nada una protesta visceral del estilo, “pero si ya te lo había yo propuesto y tu me dijiste que no”. De ahí que cuando vió a Rato en un encuentro público lo primero que se le ocurrió a Aguirre fue decirle “Rodrigo, ¿ya has salido del armario?.”. Y como siempre la obediencia debida que practica la presidente del PP madrileño hizo el resto, aunque Manolo Cobo (versus Gallardón) intentó aprovechar las vacilaciones de Aguirre respecto a Rato para lanzar contra ella un misil en forma de entrevista en “El País”  acusándola de tratar de apoderarse de Caja Madrid como había hecho antes con la Cámara de Comercio y la CEIM, además de Telemadrid