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Crece el malestar contra la política de “guante blanco” de Gómez

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Tomás Gómez tiene prisa. Prisa por fijar su mensaje para las elecciones de 2011, de ahí que el pasado fin de semana convocará a los suyos para presentar el plan de trabajo del PSM de cara a estos comicios, y urgencia también por despejar la incógnita de quién será el candidato a la alcaldía del Ayuntamiento de Madrid. Ante tanta premura y eficacia se podría pensar que Gómez tiene bien engrasado el partido y que sujeta firme las riendas del socialismo madrileño. Pero una cosa es lo que los ojos ven y otra bien distinta lo que la realidad esconde, que, entre bambalinas, se puede reducir en una creciente contestación interna hacia su liderazgo en el PSM, no sólo por los malabarismos que lleva a cabo en Caja Madrid, aunque ello puede suponer un punto importante de inflexión, siendo la gota que ha venido a colmar algunos vasos. Desde su reelección como líder del PSM, el malestar hacia Gómez ha ido in crescendo por varias razones: la primera y principal por el escaso juego que da al resto de dirigentes de su partido y, la segunda, por el escaso perfil político que imprime a sus propuestas. Demasiado uso del buen talante, dicen, y poca fijación de una línea política, en unos mensajes que tildan de descafeinados. El motivo de que no se escuche alto y claro tanto descontento es simple: Ferraz. El paraguas de Zapatero y por ende de la dirección Federal hacia Gómez hace que la mayoría de las críticas, salvo las que provienen del simanquismo, se hagan poco menos que sotto voce en pequeños cenáculos, que haberlos haylos, en los que se cuestiona abiertamente el “guante blanco” de Gómez hacia Esperanza Aguirre, mientras que los dirigentes locales se convierten en los paganinis del acoso y derribo de las huestes del PP. Estrategia que, según parece, va a seguir prevaleciendo, ya que el líder del PSM quiere, así al menos lo anunció en el último Comité Regional de los socialistas madrileños, que los ayuntamientos donde gobierna el PSOE actúen de “ariete contra la privatización del Canal de Isabel II”, algo que curiosamente contó con la abstención socialista cuando fue aprobado por el PP en la Asamblea de Madrid. Una iniciativa más que en poco va a ayudar a tranquilizar los ánimos y las voces críticas hacia el líder de esta formación, donde la rumurología está a la orden del día. Se hacen cábalas sobre sí Tomás Gómez ha cambiado de asesores áulicos, en concreto sobre si los consejos de Juan Barranco han dejado de tener peso en el ánimo del ex alcalde de Parla, que podría haber virado sus atenciones hacia el incombustible diputado y senador regional, José Quintana. Y rumores se extienden también sobre el futuro de algunos regidores del PSOE, especialmente entorno al alcalde de Villalba, José Pablo González, a quien algunos vaticinas tener los días contados, pese a que Gómez obvió su pasado simanquista y le “premió” con una secretaría, la de Vivienda y Política Territorial, en la Ejecutiva del PSM en el último Congreso regional. Negro horizonte es el que muchos dibujan también al actual portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, David Lucas, al que dan pocas posibilidades de convertirse en el próximo candidato de su partido a la alcaldía madrileña. Augurios que encuentran justificación en el hecho de que Gómez repita con insistencia que el cabeza de lista capitalino será elegido como muy tarde en el mes de septiembre del presente año. ¿A qué la urgencia sí Lucas fuera a ser cabeza de cartel? Claro que una cosa pueden ser los deseos de Gómez y de Ferraz, y otra lo que imponga la cruda realidad. Parece que una vez más la dirección Federal anda en la búsqueda de un candidato de perfil nacional y de reconocido peso político para disputarle el sillón de la Villa y Corte al Partido Popular, aunque vistas experiencias pasadas eso pude quedar en un nuevo fiasco como ocurrió en las elecciones de 2007, en que Zapatero tuvo que conformarse con Miguel Sebastián, ante las calabazas que le dieron varios dirigentes de su partido para enfrentarse a Alberto Ruiz Gallardón. Prospere o no la archiconocida y siempre frustrada estrategia socialista, lo cierto es que a día de hoy la ambición de Lucas de convertirse en candidato a la alcaldía tiene pocos visos de prosperar, lo que le convertiría en un nuevo damnificado, no sólo de Ferraz, sino también de Tomás Gómez, que, pese a las apariencias, no sería la primera vez que le siega la hierva debajo de los pies, como quedó patente al dejarle fuera de la dirección del PSM. Pero si en su partido hay quienes esperan un resbalón de Gómez, en IU le esperan literalmente con la escopeta cargada, no sólo por su comportamiento en el conflicto de Caja Madrid, sino también por su estrategia de arrinconar a sus primos de la izquierda. Rechazo que dibuja un escenario nada propicio a un hipotético acuerdo entre ambas formaciones en caso de que los socialistas necesiten para gobernar a la coalición tras los comicios de 2011.
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